Otro material constructivo despega

Así ha sido siempre. Los mejores inventos han tenido relación con su uso utilitario; con su aporte directo al desarrollo de las actividades humanas.

En la construcción no ha sido diferente. La tecnología se encargó de encontrar los sustitutos -con ventaja- para materiales que han existido desde fechas inmemoriales. Los cristales son un ejemplo.

El uso del vidrio fue la única solución durante mucho tiempo. Pero tenía sus limitantes: la poca distancia que podía cubrir, su fragilidad y poca maleabilidad. La solución llegó de la mano de los polímeros, que no son sino plásticos.

Primero fue la fibra de vidrio. Luego llegaron los acrílicos, el PVC, los policarbonatos...

Estos polímeros son muy dúctiles y maleables. Y han permitido el desarrollo de estructuras arquitectónicas audaces, que ningún otro material puede permitir.

Los policarbonatos son una de las últimas invenciones, aunque ya tienen muchos años de existencia. Y existen variedades que son tan resistentes como el acero.

Pero hasta estos plásticos están en camino de volverse obsoletos y varios nuevos inventos quieren arrinconarlos.

Uno cuya utilización crece como la espuma es el poliestireno expandido (EPS). Lo curioso es que el EPS es, de verdad, un tipo de plástico espumoso que se utiliza en fabricar envases, aislantes y en la construcción.

Su aporte en este ítem aumenta diariamente. Ahora ya no solo se usa para levantar paredes, escaleras y techos, sino también para construir autopistas ultraveloces.

En Estados Unidos, por ejemplo, el 80% de las nuevas vías tiene bases de poliestireno expandido y su duración con respecto a las tradicionales se multiplica por cinco.

Es el nuevo invento. ¿Qué vendrá después?

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