Los especialistas recurren a diferentes técnicas pasivas, desde el inicio del diseño de la construcción, para también minimizar el consumo de energía. Foto: Cortesía rama estudio, foto jag Studio
No son comunes, pero cada vez se construyen- en diferentes provincias del Ecuador- más viviendas que incorporan estrategias bioclimáticas, capaces de modificar su comportamiento ambiental de acuerdo con las diferentes estaciones.
Son técnicas naturales diseñadas para brindar confort interior (visual, lumínico, térmico) al habitante, sin necesidad de recurrir a alternativas mecánicas o activas como un calefactor o ventilador.
Aquello permite economizar energía; entre el 35% y 50%, según el arquitecto Mauro Cepeda, Co-Fundador de Arch-Bio. Eso se traduce en un menor impacto al ambiente, otro de los propósitos de esta arquitectura.
A esas estrategias se las concibe desde el inicio de la obra. Hay varias y se las selecciona en función del lugar donde se emplaza la construcción. Los expertos consideran el relieve, el clima, la vegetación, el asoleamiento y hasta la dirección de los vientos. Dependiendo del clima, se decantan por el hormigón, la madera, el acero, entre otros.
En Casa Lasso, de Rama Estudio, por ejemplo, se priorizó el uso de materiales cercanos. Cinco muros portantes de tapial conforman una fachada ciega para mejorar la térmica interna de la casa.
Se trata -explican desde ese estudio de arquitectura- de un material que absorbe el calor de la mañana y que lo libera durante la tarde y noche para lograr un ambiente confortable.
Es ideal para construcciones ubicadas en zonas con climas fríos. Casa Lasso está cerca de Pujilí (Cotopaxi).
El barro y la caña guadúa, en cambio, están en la lista de materiales idóneos para levantar casas en las diferentes provincias de la Costa.
Al seleccionar materiales del sector también se minimiza la huella de carbono que se genera por desplazamiento. Por esa misma razón, los arquitectos de Rama Estudio se inclinaron por mano de obra local.
A esas estrategias -menciona el arquitecto Cepeda- se las conoce como pasivas y tienen coherencia con el entorno construido.
Añade que la incorporación de esas técnicas no significa un costo adicional. Basta con que el encargado de la construcción tenga el suficiente conocimiento del tema, pues ubicando de una determinada manera las ventanas o puertas la vivienda puede contar con un sistema de ventilación natural, capaz de renovar el aire de las diferentes estancias.
Las estrategias bioclimáticas, afirma Marisa Vintimilla, docente de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), se pueden aplicar a cualquier tipo de construcción, incluso a los edificios de oficinas, donde por lo general dentro del diseño se deja de lado el asoleamiento.
“Muchas veces, por responder a una vía principal, se coloca vidrio del piso al techo sin una protección para bloquear el paso del sol. Y para enfriar los espacios se recurre a sistemas mecánicos de ventilación”.