La carne de deshidratada ‘charqui’ es una de las innovaciones de la Granja Ferbola. También frutos secos y deshidratados. Foto: Patricio Terán/ El Comercio.
Una chacra y un altar andino -elaborado con ofrendas de frutas y vegetales provenientes de las regiones continentales del Ecuador- dan la bienvenida a Ecuador Cultura Gourmet. La feria está enmarcada en el Encuentro Gastronómico Latitud Cero, que se desarrollará hasta mañana (5 de octubre).
El mercado orgánico es una de las innovaciones de este año. 40 organizaciones agroecológicas llegaron al Centro de Eventos Bicentenario, en representación de la biodiversidad que tiene el Ecuador y con el fin de promover la agroecología -un sistema agrícola libre de tóxicos y transgénicos-. Chefs y visitantes pasean satisfechos por los pasillos de El mercadito, como le han nombrado los expositores de la feria.
Esta es una oportunidad para conocer el Ecuador y sus culturas a través de los alimentos que cultivan. Una sola ‘casera’ puede tener hasta 50 productos diferentes, entre hortalizas, frutas, hierbas aromáticas, productos elaborados e incluso artesanías.
El miso, el hongo ostra o la jícama pueden sonar como productos exóticos provenientes de pueblos orientales. Sin embargo, estos son vegetales que ancestralmente tenían un gran valor cultural en los Andes y que han sido olvidados a través de la imposición cultural europea.
El chef peruano Gastón Acurio visitó la feria fugazmente y recalcó que la cocina latinoamericana no debe estar por debajo de la europea, y para ello hay que redescubrir y revalorizar alimentos tradicionales.
Para los exponentes de El mercadito, esta es una oportunidad para compartir sus conocimientos sobre agricultura y preparación de alimentos, mientras que para los chefs y los visitantes este es un momento en el que tienen acceso a productos únicos, que ampliarán su registro gustativo y conectarán con recuerdos de aromas y sabores de la niñez.
En la exterminal aérea, los aromas de café, quesos, chocolates, levadura y dulces atraen a los visitantes. Más de 70 productores y emprendedores ecuatorianos han traído productos que revelan los procesos de innovación e investigación en el campo de la elaboración de alimentos.
Chochos con tostado, granola, conservas de frutas de la Sierra y chaguarmishki son parte de la primera estación que se visualiza al entrar, la de productos andinos. Enseguida, se siente el café inundando el ambiente.
Las cafeterías Cerro Café, Café Galleti y Café Vélez ofrecen lo mejor de sus productos, cultivados y producidos con base en la responsabilidad social y ambiental. La academia de baristas Fresh and Sweet complementa los puestos de servicio con una estación de café que provee diseños de figuras -como rostros de animales, corazones o flores- realizadas en la superficie de la crema de leche.
Continuando el recorrido, hacia el sur, está la estación de chocolate, una que cautiva a todos los paseantes. Marcas galardonadas por su calidad como Pacari, Caoni y República del Cacao exhiben sus productos con los expertos.
La estación de quesos es una de las más diversas y apetitosas. Para los que no toman riesgos, pero sí quieren experimentar, los quesos de la granja Tannenwald, de Regina Schimmele, son la mejor opción, pues se proclamaron como los ganadores del Primer Concurso Nacional del Queso. Si de maridar se trata, se recomienda comprar un queso maduro y dirigirse a la sección de cervezas, en donde se despliegan opciones para todos los gustos.
Los visitantes encontrarán productos innovadores como las sales marinas saborizadas o una gran variedad de hongos comestibles y productos tradicionales que están desapareciendo del panorama gastronómico local como el dulce de mote envuelto en una bromelia andina. En el encuentro, se dictan talleres y catas guiadas. Hoy (4 de octubre) habrá una cata de quesos a las 11:00, de cervezas a las 12:00 y de chocolate a las 16:00.