Las mujeres participaron en una feria de chocolate, donde promocionaron su trabajo. Foto: EL COMERCIO
Los animales salvajes como saínos, loras, monos o guatusos se vendían por quintales en los mercados populares de las provincias de Orellana y Pastaza, principalmente. Era una de las actividades centrales de las comunidades waorani que se asientan en ese territorio. Su caza les permitía obtener ingresos para comprar víveres y algunos insumos para el hogar.
Poco a poco se dieron cuenta de que era un recurso finito. Se percataron de que debían buscar una alternativa más amigable con el medioambiente, pues las especies que antes se encontraban fácilmente comenzaron a escasear.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), a través de su proyecto Traffic, asesoró a una comunidad (kiwaro) de mujeres de esa nacionalidad y les embarcó en una nueva iniciativa: la producción de cacao y, más tarde, de chocolate.
El producto terminado se llama Wao y el cacao se produce en el Parque Nacional Yasuní, ícono de la megadiversidad del país. La marca comienza a cosechar presencia en el mercado, luego de cinco años desde que se inició el proyecto. Se vende en dos presentaciones.
Una tableta grande (100 gramos) de chocolate negro amargo, cuesta USD 5. Y la presentación más pequeña (30 gramos) se oferta en USD 2.
Las waorani se encargan de la siembra, el cuidado y el cultivo del cacao.
Hubo todo un proceso previo de capacitación, tecnificación y experimentación en el campo. Con esas bases, la comunidad comenzó a trazar el camino por su cuenta y se organizó para hacer sostenible la actividad. El capital inicial llegó a través de Traffic.
Han hecho un convenio con una empresa que opera en Quito (Bios) para el procesamiento final del chocolate pero, como lo refiere Norma Omene, una de las emprendedoras, la idea es contar en poco tiempo con una fábrica propia y, asimismo, extenderse a otras comunidades en provincias como Zamora Chinchipe.
En la actualidad, Omene dice que se comercializan unas 800 tabletas de chocolate Wao cada mes. Las ferias de turismo y de medioambiente en las que participan ayudan a promocionar el producto. En sus puestos de exposiciones, las waorani resaltan la importancia de combatir el tráfico de especies.
La iniciativa, incluso, hizo que a mediados de este año, la comunidad Amwae y Traffic se llevaran uno de los premios más importantes que otorga las Naciones Unidas para las organizaciones que apuestan al desarrollo sostenible.
El reconocimiento se llama Premio Ecuatorial 2014, y ha sido un aliciente para las mujeres, quienes tuvieron que cambiar sus actividades tradicionales para garantizar una convivencia más ecológica con su entorno.
Ahora, la comunidad también está involucrándose con la producción de artesanías. Elena Tocari, otra emprendedora, dice que se hacen con semillas y plantas que se encuentran en la selva: su hogar.
Las cortezas de los árboles, la chambira y la palma se transforman en pulseras, collares o anillos. Al igual que con el chocolate, se está tratando de posicionar la marca Wao, por lo que han diseñado una etiqueta con un logotipo para darle presencia al producto.
La estrategia ya les funcionó con el chocolate Yasuní. En el empaque se resalta el porcentaje de cacao orgánico que se utilizó en la elaboración del producto. En el caso de las barras pequeñas es del 50%; en las grandes, en cambio, se usa un 70% de cacao orgánico.
En la parte posterior se lee: “Este chocolate fue elaborado con cacao sin deforestar por mujeres waorani en la Amazonía”.