La comunicación ‘online’ cambió radicalmente al mundo

Un usuario prueba los nuevos servicios de telemedicina presentados en China en una reciente feria. Foto: xinhua

Un usuario prueba los nuevos servicios de telemedicina presentados en China en una reciente feria. Foto: xinhua

Un usuario prueba los nuevos servicios de telemedicina presentados en China en una reciente feria. Foto: xinhua

En medio de la pandemia hemos aprendido a utilizar dos términos que, a pesar de tener distintos orígenes lingüísticos, tienen un mismo significado para nosotros. ‘Online’ y virtual se convirtieron en palabras que han abundado en los medios de comunicación, en las reuniones con amigos o simplemente al elegir un servicio por telemedicina.

Cuando la expansión del coronavirus obligaba a replantearse el modelo de gestión laboral, el concepto de lo virtual se ató al teletrabajo. Así, para muchos, la oficina cambió radicalmente, dejando de ubicarse en un edificio lejano para instalarse de forma ‘online’ en la sala de la casa, donde es muy bajo el riesgo de contagio.

Una de las empresas emblemáticas en esta nueva normalidad laboral ha sido Alphabet Inc., dueña de Google. En una carta enviada a los empleados a mediados de año, Sundar Pichai, CEO de la empresa, reconocía que esta modalidad ofrecía “la flexibilidad que necesitan para equilibrar el trabajo y el cuidado de su salud y la de sus seres queridos”.

Con el paso del tiempo y el confinamiento progresivo, lo virtual empezó a ganar espacio en la vida diaria. En Ecuador, por ejemplo, cines y teatros cerraron desde marzo y por varias semanas, lo cual fue un desafío para la industria cultural y del entretenimiento.

Con las restricciones de las salas de cine, las plataformas de contenidos audiovisuales ‘online’ ganaron terreno. Una muestra es Netflix, con uno de los catálogos originales más extensos del mercado, que contó con 195 millones de suscriptores en el tercer trimestre del 2020, esto es 37 millones más que en el mismo periodo en 2019, según Statista.

La presencia del covid-19 también trajo consigo un cambio en las relaciones entre los médicos y los pacientes, sobre todo en aquellas personas más vulnerables, debido a enfermedades preexistentes.

Ante la imposibilidad de asistir a un consultorio, la telemedicina fue el nuevo escenario virtual para el cuidado de la salud. Un estudio realizado por la consultora GlobalMed demostró que, tras la pandemia, el 40% de los mileniales prefiere un chequeo ‘online’ antes que exponerse en un sitio con otros pacientes.

La vigilancia de las personas infectadas y de quienes transitan por las calles se apoyó en mecanismos virtuales para una mayor efectividad. De una manera más sencilla, en Ecuador se usaron aplicaciones ‘online’ para saber si se tuvo contacto involuntario con alguien con covid-19.

En países más avanzados, en cambio, se desplegó una serie de mecanismos que operaron por Internet para mantener a flote diversas clases de servicios. En China, por ejemplo, se utilizaron pequeños vehículos autónomos para repartir alimentos a domicilio, entregar paquetes o vigilar la distancia entre las personas en las calles.

En medio de esta oleada de servicios ‘online’, hay uno que merece una especial atención: la teleeducación. En esta nueva normalidad, la Unesco creó la Coalición Mundial para la Educación Covid-19, cuya principal tarea ha sido crear un entorno inclusivo para quienes han debido dejar las aulas físicas en medio de la crisis sanitaria. Mediante estas acciones se quiere apoyar a 307 millones de estudiantes que han quedado por fuera de la escuela a causa del coronavirus.

Casi al finalizar un año lleno de complejidades, uno de los siguientes desafíos que se imponen a nivel gubernamental y personal encontrar ese punto de equilibrio y de utilidad duradera a los servicios digitales.

En regiones como América Latina, la pandemia puso en evidencia la necesidad de que los países incorporen el gobierno ‘online’ para una mejor gestión de la información y de los servicios ciudadanos.

A nivel personal, lo virtual debe asumirse como un reto y una oportunidad. Estos meses han dejado lecciones de que se puede emprender en línea, de que hay educación por internet, y que se puede estar en contacto por videollamada.

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