Santos Felisa Quisaguano, de 103 años, sigue cocinando en su fogón de leña.
Las cocinas, a lo largo de la historia, han sido el reflejo de la sociedad. Quizá son el lugar más cálido para la reunión familiar y allí no solo se cocinan alimentos, sino que también toma forma el amor y los valores del hogar.
Fabián Iza Gualle tiene su cocina industrial a gas en su casa de La Merced. Acomodó ladrillos y tablas para convertirlas en el mesón.
No importa el estilo ni la forma en la que se prepare la comida: al fuego de la leña, al carbón, en una cocina eléctrica, a gas o en un simple reverbero. La sazón, más el cariño de quien la prepara, son el alimento de los comensales.
Talvez la falta de recursos o los traspiés en el cambio de la matriz productiva no permiten que todas las familias cuenten con las modernas cocinas a inducción, pero las raíces tradicionales de cocer los alimentos en viejas ollas caracterizan a estos acogedores lugares en casas humildes de los pueblos alejados de las grandes ciudades.
Un grupo de ocho refugiados adecuó este rincón para cocinar, en su reverbero.
Esta serie de gráficas fue pensada alrededor de la cumbre Hábitat III, que se desarrolla desde mañana, en Quito. La intención es poner en escena las desigualdades que existen en la sociedad.