En los últimos meses varias librerías de Quito han activado espacios para la promoción lectora. Foto: Cortesía
La lectura de ‘La broma infinita’, una obra monumental escrita por el autor estadounidense David Foster Wallace, siempre fue un tema pendiente en la vida de Karina Sánchez, la dueña de librería Tolstói. Hace un par de semanas el libro fue elegido, a través de una votación informal en Facebook, como la obra que dará inicio al primer club de lectura de su local.
La iniciativa de Sánchez es parte de una nueva tendencia literaria en la ciudad, la activación de clubes de lectura en las librerías. Estos espacios, que en el pasado estaban destinados a la tertulia de públicos de edad madura, muchos de ellos conformados por mujeres, ahora tienen como protagonistas a jóvenes universitarios y profesionales de ambos géneros de la generación conocida como milenial.
La convocatoria que hizo Sánchez, a través de redes sociales, tuvo tanto éxito que armó dos grupos de 15 personas cada uno. En este club de lectura se propusieron leer la obra de Foster Wallace en 6 meses. La consigna para la primera reunión, que será a finales de julio, es leer las primeras 200 páginas del libro, que en total tiene más de 1 000.
Nunca he estado en un club y tampoco había hecho uno -cuenta Sánchez-. Lo que vamos a hacer es reunirnos a conversar. Creo que todos, desde nuestra experiencia, podemos compartir una lectura de la obra y enriquecernos”.
Una idea similar tiene Marcelo Recalde, dueño de la librería Conde Mosca. El club de lectores que activó hace tres meses tiene como objetivo convertirse en un espacio donde la gente pierda el miedo de compartir sus impresiones y reflexiones sobre lo que lee.
El primer ciclo de lecturas de este club estuvo integrado, en su mayoría, por jóvenes universitarios. Durante seis semanas leyeron novelas cortas de autores como Vladimir Nabokov, Alejandro Zambra y Alessandro Baricco.
Recalde espera que, en el algún momento, la gente que es parte de este club empiece a escribir. En cada reunión, que se realizaba los sábados, los lectores tenían que escribir una pequeña reseña del libro para compartirlo con el resto de personas. Para el próximo ciclo, que se iniciará en dos semanas, la lectura estará enfocada en el relato corto.
Uno de los clubes de lectura que ha trabajado con varios géneros literarios es el de BiblioRecreo. En este bus atiborrado de libros que está en el parqueadero del Centro Comercial El Recreo, en el sur de la ciudad, se ha organizado un ciclo sobre novelas románticas y otro sobre ciencia ficción.
La librera Claudia Bugueño es la encargada de este espacio. Para ella, el propósito de los clubes de lectura es reunir a gente con los mismos intereses y afinidades para conversar de literatura.
En este espacio los protagonistas también son los jóvenes. Bugueño cuenta que en cada ciclo ha tenido grupos de 30 personas. En las reuniones que se organizan los sábados por la tarde hay un moderador que interactúa con los participantes y que los incentiva a comentar su lectura. El próximo ciclo de este club se enfocará en los libros de terror y se iniciará a finales del próximo mes.
Otra de las particularidades de estos nuevos clubes es que, en su mayoría, están dirigidos por libreros jóvenes. A Sánchez, Bugueño y Recalde se suman Cecilia Dávila y Ramiro Freire, quienes dirigen el club de la librería del Fondo de Cultura Económica.