El delirio y las crisis de agresividad que sufren quienes padecen esquizofrenia se controlan con antipsicóticos. Pero no son una solución permanente y el riesgo de recaídas es continuo.
Los enfermos de Párkinson deben seguir un riguroso tratamiento, que incluye medicamentos para aliviar el temblor, la rigidez, la inestabilidad de la postura, etc. Sin embargo, no existe una cura definitiva.Hace 30 años, el psiquiatra ecuatoriano José Mackliff Hidal- go comenzó a investigar las posibles soluciones para estos males.
En ambos casos hay un desajuste bioquímico del cerebro en la creación de dopamina, hormona y neurotransmisor que interviene en funciones nerviosas que van desde el control motor hasta el manejo de la depresión.
En el trayecto descubrió una esperanzadora cirugía: la Electrocoagulación Bilateral de la Médula Adrenal (EBMA).
El procedimiento consiste en bloquear la producción de adrenalina y noradrenalina de la médula adrenal, ubicada en las glándulas suprarrenales.
De esta forma se regula la generación de dopamina, con lo cual desaparece el temblor y la rigidez en el parkinsoniano y se reducen notablemente los síntomas de esquizofrenia.
El estudio partió de que la hiperglicemia es buena para los enfermos mentales. Entre 1982 y 1984, Mackliff escogió a 52 esquizofrénicos crónicos del Hospital Lorenzo Ponce de Guayaquil, a quienes les daba glucosa cada hora, durante y después de las comidas. Luego se la administró por vía intravenosa.
La elevación de glucosa en la sangre les causaba mejoría. Su alivio se debía al bloqueo temporal de la médula adrenal (productora de adrenalina), de las glándulas suprarrenales, justo sobre los riñones.
Esta conclusión fue la pauta que dio origen a la EBMA. La fase de experimentación se hizo en perros bravos (1989). A los animales se les provocó una psicosis por anfetaminas, que alteró la dopamina cerebral. Pero tras 48 horas de la cirugía la agresividad desapareció.
Un resultado similar se esperaba en humanos. Y fue en el 2006 cuando se hizo la primera cirugía. En la operación, dirigida por el equipo médico del cirujano urólogo Óscar Sánchez Chávez, se abrió la cápsula suprarrenal para llegar a la médula adrenal.
Luego, con la ayuda de un electrobisturí, el cirujano quemó el tejido cromafin del interior de la médula, donde se produce adrenalina y parte de noradrenalina.
El cuerpo humano tiene tres fábricas para generar esta sustancia: dos están en las suprarrenales y la otra en el cerebro (las neuronas dopaminérgicas).
Ambas producen tirosina, un aminoácido que crea una cadena de sustancias: dopa, dopamina, noradrenalina y adrenalina.
Al eliminar el tejido de las suprarrenales se bloqueó la producción de adrenalina y el 20% de noradrenalina en el cuerpo y las alteraciones desaparecen.
Entonces, en el cerebro, la glía y el hipotálamo detectan el faltante y asumen la función de crear dopamina y toda la cadena de tirosina, pero de forma regulada, en cantidades necesarias.
De esta forma, la dopamina estará disponible en los lugares del cerebro donde falte (como en la sustancia nigra en el caso del mal de Párkinson) y no se liberará en las áreas donde exista en exceso (como en la zona límbica en la esquizofrenia).
Por ello, tras salir del quirófano, el paciente muestra un cambio positivo. “Mi hermana se convirtió en otra persona después de la operación”, cuenta Patricio Bucheli, familiar de una de los dos pacientes con esquizofrenia que fueron intervenidos.
La esquizofrenia se genera por un exceso de dopamina. El 1% de la población mundial sufre este trastorno cerebral, que suele presentarse en la adolescencia.
A los 19 años, la hermana de Patricio, ‘Silvia’ (nombre protegido), presentó los primeros síntomas de la enfermedad. Se encerraba en su cuarto, escuchaba voces extrañas, tenía delirios y se tornó agresiva. Durante 20 años tomó calmantes, era alimentada por sondas e incluso fue sometida a terapias de electrochoques.
Sin embargo, después de un año de la operación, la agresividad desapareció. Hoy solo toma medicinas en pequeñas dosis.
Manuel Zambrano es el primer parkinsoniano que se sometió a la técnica EBMA. Tenía 48 años cuando fue intervenido. La rigidez del tronco y los más de 200 movimientos por minuto de su brazo izquierdo no le dejaban tener una vida normal.
Esta es una enfermedad degenerativa. Se origina en el sistema nervioso central por el deterioro de las neuronas dopaminérgicas y por ende la baja en la producción de dopamina. Suele presentarse en personas de entre 50 y 56 años. A Zambrano las manos le temblaban y lo que para la mayoría resultaba fácil para él era imposible. No podía comer, vestirse ni escribir solo. Tras la cirugía mejoró en un 97%.