Humor, acción y videojuegos en ‘Free Guy’

El actor Ryan Reynolds en una escena de la película 'Free Guy'. Foto outnow.ch

En una época en la que una gran parte de la vida cotidiana se ha trasladado a la virtualidad es cada vez más difícil saber de qué lado de la pantalla se vive realmente. Shawn Levy pone un pie a cada lado de esa frontera para dirigir ‘Free Guy’, una ingeniosa combinación entre la cultura del videojuego o ‘gaming’ y las formas cinematográficas de la comedia, el romance y la acción.

Guy es un tipo común y corriente que cada día desayuna escuchando tiroteos, atracos y accidentes en las noticias antes de ir a trabajar como cajero en un banco, donde tiene amenas charlas con su amigo, el guardia Buddy.

Esta escena cotidiana podría suceder en cualquier ciudad del planeta, excepto que ocurre en Free City, un ultraviolento videojuego de mundo abierto en el que Guy es un NPC (Non Player Character), es decir, un personaje secundario que no es controlado por un jugador externo.

La película de Levy no está basada en ningún videojuego en particular y esa es su mayor ventaja, aunque muestra ciertos rasgos de ‘Grand Theft Auto’ y no faltan guiños a otros títulos y los cameos de famosos ‘gamers’, que serán una sorpresa para los fanáticos.

Ryan Reynolds es el actor que le da ‘vida’ a este personaje virtual que mantiene una actitud empalagosamente optimista mientras repite una y otra vez la misma rutina para la cual está programado, aunque no deja de pensar sobre la posibilidad de una vida diferente.

Esa monotonía da un giro cuando se encuentra con la Chica Molotov (Jodie Comer), avatar con el que juega una diseñadora llamada Millie. En esta doble interpretación Jodie Comer da muestras de técnica y carisma.

Estas dos versiones de la misma persona persiguen un solo objetivo. Por un lado, la ingeniosa, pero reservada Millie protagoniza la clásica batalla de David contra Goliat frente a una enorme corporación dirigida por Antwan, un desagradablemente carismático Taika Waititi, que ha robado sus ideas para crear Free City.

Del otro lado de la pantalla está la Chica Molotov, una misteriosa y ruda motociclista británica que busca pistas del delito cibernético, inmersa en la virtualidad de Free City.

Millie, con su avatar, ayuda a Guy a aceptar que la única vida que conoce no es real y es vigilada y controlada por alguien más, como una parábola que evoca las distópicas ideas de ‘1984’ y ‘Un mundo feliz’.

Cada uno de los protagonistas empieza a ser consciente de su situación y están dispuestos a tomar el control de su destino, en un viaje interno y externo en el que van creando tantas situaciones de buen humor como de intensa acción.

Una paleta cálida y una fotografía más estática definen el mundo virtual que se diferencia de la realidad, con colores más fríos y el dinamismo de una cámara en mano.

Reynolds aprovecha el humor autorreferencial que refinó en ‘Deadpool’ para mantener el tono de comedia que hacen de ‘Free Guy’ uno de los ‘blockbuster’ más divertidos del verano. Entre el humor y la acción se cuelan un par de inquietudes sobre el libre albedrío.

Suplementos digitales