Sin llegar al extremo de pasar hambre, los científicos intentarán probar que hacer ayuno en forma periódica ayuda a retardar el envejecimiento cerebral y a mantener la mente activa.
Una disminución potente de la cantidad de alimentos que se ingieren ha demostrado tener un cierto efecto estresante en el organismo.
“Tenemos antecedentes de que esta situación activa ciertos mecanismos que ayudan a las células a manejar las sustancias tóxicas que se producen en el organismo”, dice el doctor Mark Mattson, neurocientista del Instituto Nacional del Envejecimiento de EE.UU.
Entre las sustancias que el ayuno elimina se cuenta la proteína beta-amiloide, cuya acumulación facilita el alzheimer.
Por esto se han reclutado 20 mujeres de entre 55 y 70 años que participarán en un estudio piloto. Ellas tienen un alto riesgo de alzheimer porque son obesas o tienen resistencia a la insulina. Durante ocho semanas, ellas comerán cinco días lo que consumen habitualmente y dos días en que recibirán solo 600 calorías diarias. En ese tiempo se les tomarán exámenes con el fin de evaluar la protección que se logra a nivel del cerebro.