Cristian Santacruz, en uno de los laboratorios de la Escuela Politécnica Nacional. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO
Desde la década de 1970, los científicos buscan una manera de abaratar los costos de los paneles de energía solar, sin que ello disminuya su eficiencia energética o capacidad de generar electricidad. En ese camino, uno de los experimentos que está en proceso de maduración son las celdas solares sensibilizadas, que utilizan básicamente pigmentos que ayudan a que capten de mejor manera los rayos del sol.
Hace más de un lustro esta tecnología es revisada en el Ecuador, en los laboratorios de la Escuela Politécnica Nacional. Cristian Santacruz, docente de la institución, es uno de los investigadores que ha trabajado en proyectos que buscan mejorar la eficiencia energética.
Pero a diferencia de otras investigaciones en su área, su interés ha estado enfocado en el uso de plantas nativas del Ecuador, de las cuales se extraen sus pigmentos para luego impregnarlos en las celdas y mejorar la generación de paneles solares, que tienen un menor costo que los que se venden actualmente.
Una de sus últimas publicaciones científicas en esta área se realizó en la revista Avances en Ciencias e Ingenierías, editada por la Universidad San Francisco de Quito. Su estudio ‘Efecto del método de extracción de antocianinas de la flor de Jamaica (Hibiscus sabdariffa) en la eficiencia de celdas solares sensibilizadas’, demuestra que la utilización de este tipo de pigmentos podría mejorar la cantidad de energía generada por paneles tinturados.
Para Santacruz, la investigación en torno a los pigmentos de plantas nativas como el mortiño, por ejemplo, permitirá crear -en unos 20 años- una industria de energía solar que sea altamente efectiva y de bajo costo. Él explica que en la actualidad, los paneles solares de silicio son los más utilizados, pero su implementación tiene un alto valor monetario. En cambio, la tecnología que estudian en la Escuela Politécnica Nacional es entre tres y cuatro veces más barata.
Los estudios en laboratorio han demostrado que las celdas solares sensibilizadas tienen una eficiencia energética de 1% en los prototipos. En teoría, los cálculos indican que podrían llegar a un 15-20% de eficiencia si se implementan de forma adecuada.