El objetivo está trazado. Las grandes empresas van tras los más jóvenes para que ellos se enamoren de la ciencia y las ingenierías. De hecho, en estos días en EE.UU. se desarrolló un megafestival para tratar estos temas.
“Las escuelas en los Estados Unidos no estimulan el interés en la ciencia y la ingeniería. Enseñan a los niños muchos datos pero los pequeños nunca aprenden por qué la ciencia es realmente importante en sus vidas”, explicó Larry Bock, creador del festival, que ya va por su séptima edición.
Para Bock, fundador, cofundador o inversor en la etapa inicial de 40 compañías valoradas en más de USD 30 000 millones, uno de los problemas del sistema escolar estadounidense es que ofrece a los niños acceso a un montón de experimentos en los que solamente hay un resultado correcto.
“Pero así no es cómo se hace la ciencia”, destacó Bock, quien añadió que en los verdaderos experimentos científicos “uno no sabe cuál va a ser el resultado correcto ni en qué dirección van a evolucionar las cosas y es así como uno desarrolla la curiosidad”. El Festival Estadounidense de Ciencia e Ingeniería congregó en el Centro de Convenciones de Washington a 1 200 expositores, entre ellos 150 grandes compañías como Microsoft, Intel y el contratista de defensa Lockheed Martin, principal patrocinador.
En medio de estos hechos, también surge un gran número de fabricantes de robots e impresoras 3-D, con las que se persigue estimular la curiosidad de los miles de niños que se prevé participen en el evento.
Sadie, originaria del estado de Virginia, es una de las participantes. La pequeña de 10 años está entusiasmada con los robots: “Me encantan porque son mecánicos y me gusta construir y arreglar cosas”, explicó. Rose Young, de 16 años, y a quien de mayor le gustaría ser neurocientífica, aprovechó su paso por la feria para averiguar más sobre el cerebro y su funcionamiento.