Ryu Dae Ryeong, un surcoreano, está orgulloso del invento que vino a presentar al Salón Internacional de Inventos en Ginebra: un sistema que remplaza las cadenas para las llantas cuando hay nieve, difíciles de colocar para muchas personas.
Su invento, es un tipo de llanta con ocho ganchos que se sujetan alrededor del neumático “en cuestión de segundos”, impidiendo que las ruedas de un vehículo patinen, explicó.
La 41 edición del Salón de Inventos – la más importante del mundo según los organizadores – fue inaugurada el miércoles. Este año, el evento reúne a unos 725 exponentes, provenientes de 45 países, y espera recibir hasta el domingo – día de su cierre – a unos 60 000 visitantes.
Particulares, empresas, universidades, organismos privados o públicos presentarán alrededor de mil inventos inéditos de diferentes áreas.
“Es el primer año en el que la mayoría de inventos vienen de Asia y de Medio Oriente -y no de Europa. Estamos por supuesto muy contentos de acoger a estos exponentes, pero constatamos que todos los inventores del mundo tienen una misma dificultad: la comercialización de sus inventos”, explica el fundador y presidente del Salón, Jean-Luc Vincent.
Los exponentes pagan unos 1 200 francos suizos (unos 1 000 euros) – sin contar los gastos de alquiler del stand – para participar en este evento e intentar seducir a industriales y financieros en búsqueda de innovaciones.
“La aceleración del ritmo de la innovación y de la competencia incita a las empresas a comprar inventos hechos por terceros, en lugar de desarrollarlos ellas mismas”, subraya Vincent.
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El irlandés James Dower, de 77 años -otro de los exponentes- imaginó un sistema de manilla amovible para vehículos de tres ruedas que permite mover la manilla en todas las direcciones, dando mayor estabilidad al vehículo.
Por su parte, Hafizuddin Abdul Rahman, un joven de 17 años proveniente de Malasia, y que se interesa en el desarrollo sostenible, logró producir electricidad utilizando tierra en descomposición.
“Empecé con este proyecto en la escuela, en clase de química. Es mi primer invento. El próximo es aún un secreto”, dijo el joven inventor.
Ya patentados – un requisito para participar en este Salón – estos inventos serán quizá utilizados próximamente de forma cotidiana, asegura Vincent.
El inventor francés Paul Chavand espera que sus “Rollkers”, que atraen a los visitantes del Salón, conquistarán pronto a multitudes.
Los “Rollkers” son un tipo de accesorio para zapatos que parecen patines de ruedas, pero que no funcionan de la misma manera, ya que permite caminar… a 10 km/h, con la misma sensación como si uno estuviese en una cinta de correr, asegura Chavand.
Sin embargo el modelo presentado en Ginebra es sólo un prototipo. El francés invirtió 10 000 euros en el proyecto y busca 100 000 más para poder comercializar su invento en los próximos 18 meses.
Otros inventos atraen a los curiosos por su lado misterioso. Es el caso de la cápsula de inmersión sensorial, presentada por un psicólogo suizo, Hugo Soder.
Esta cápsula negra, que se asemeja a un transbordador espacial y en la que se puede colocar una persona acostada, es un “dispositivo que sumergirá al usuario (…) en un estado cercano al sueño paradójico, el lapso en el que se sueña”, explica Soder.
El resultado – según el suizo – es sorprendente: ¡ un programa de 52 minutos permite recuperar el equivalente de una noche de sueño!
Además, esta capsula permite crear “ recuerdos artificiales que tendrán un impacto emocional equivalente a recuerdos verdaderos”, asegura Soder.