Los funcionarios que trabajan 11 horas por día, o más, corren un riesgo dos veces mayor de sufrir una depresión grave con respecto a sus colegas que lo hacen siete horas diarias, según un estudio llevado a cabo en Gran Bretaña y publicado este miércoles en Estados Unidos.
El informe, publicado en la versión en línea de la revista PloS ONE (Public Library of Science), abarcó a unos 2.000 funcionarios británicos de entre 35 y 55 años con una buena salud mental en el momento de iniciarse la investigación, y con un período de seguimiento promedio de 5,8 años.
Los investigadores constataron que los funcionarios que trabajaban al menos 11 horas al día multiplicaban por 2,3 a 2,5 su riesgo de padecer una depresión clínica, con respecto a los que efectuaban una jornada de siete a ocho horas.
Esta correlación no se vio afectada por otros factores, como el tipo de vida de los investigados –consumo de alcohol, de tabaco o drogas– o por tensiones en el trabajo, destacó Marianna Virtanen del Instituto finlandés de medicina del trabajo y de la University College de Londres, autora principal del estudio.
“No hemos observado lazos sólidos en los funcionarios depresivos entre su estado civil, el hecho de ser fumador o de consumir o no alcohol”, describió.
Sin embargo, la cifra total de casos de depresión entre los funcionarios que trabajan menos de 11 horas al día fue de solo 66, una tasa de 3,1%, muy inferior al 5% observado entre la población en general.
Esta tasa relativamente baja podría explicarse porque todos los participantes en la investigación gozaban de buena salud física y mental, lo que no es el caso en la población en general, que está más diversificada, explicaron los autores del estudio.
Destacaron asimismo que deben llevarse a cabo investigaciones en el seno de otros grupos profesionales para determinar si se confirma el vínculo entre largas jornadas de trabajo y depresión.
Un cierto número de investigaciones sobre este tema ya se han llevado a cabo con resultados diversos, indicaron los científicos que destacaron la dificultad de compararlas.
Entre ellas, trabajos canadienses sobre un periodo de uno a dos años mostraron que semanas de 41 horas y más de trabajo estaban ligadas a un riesgo incrementado de depresión clínica mayor, comparado a las 35-40 horas. Pero sólo las mujeres se veían afectadas y no los hombres.