Chile y el Observatorio Europeo Austral (ESO) firmaron un acuerdo para construir en pleno desierto el Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT), el complejo óptico más grande del mundo.
“Este acuerdo (…) abrirá nuevas posibilidades de grandes descubrimientos y avances tecnológicos”, dijo el director general de ESO, Tim de Zeeuw, durante la firma del pacto en la cancillería.
“La presencia de la ESO y del proyecto E-ELT en nuestro país son una importante demostración del interés de Chile en la promoción de la tecnología y la ciencia”, comentó el ministro de Relaciones Exteriores chileno, Alfredo Moreno.
El telescopio E-ELT, que tendrá un lente de 40 metros de diámetro, comenzará sus operaciones sólo en la próxima década y buscará planetas habitables en el cosmos. Este observatorio interactuará con otra serie de observatorios internacionales presentes en el desierto chileno como el centro Paranal, ubicado en la cima del cerro Armazones.
El convenio establece que Chile donará a ESO los terrenos que albergarán al telescopio, estableciendo un área libre de contaminación de 1 270 kilómetros cuadrados para permitir la operación del lente.
El acuerdo, por el que Chile accede al diez por ciento del tiempo de observación, fue firmado a días de que empiece a operar también el radiotelescopio más grande del mundo, ALMA.
Dicho complejo astronómico, que aún está en construcción a 5 000 metros de altura en el desierto chileno, permitirá captar ondas de luz submilímétricas, es decir distintas a la luz normal e infrarroja que captan telescopios como el E-ELT.
Por ello, podrá observar las zonas más oscuras y antiguas del universo, próximas al Big Bang, donde los telescopios ópticos tradicionales no pueden penetrar.