Bruce Hoeneisen, físico: ‘El futuro del universo es acabar en hielo’

Bruce Hoeneisen tiene un doctorado en Ingeniería Eléctrica y Física, por el Instituto Tecnológico de California. Fue profesor de la Escuela Politécnica Nacional y de la Universidad San Francisco de Quito. Sus últimos artículos están dedicados al estudio de la materia oscura. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Bruce Hoeneisen fue uno de los pioneros en el estudio de la física en el país. Trabajó por más de dos décadas en el experimento DZero, en el Fermilab de Batavia (Estados Unidos). Es uno de los científicos que colaboró en el descubrimiento del bosón de Higgs.


¿No le molesta que a este bosón lo llamen la ‘Partícula de Dios’?


No me molesta. Ese nombre salió del libro que escribió Leon Lederman, que fue director de Fermilab y Premio Nobel de Física. Con la Universidad San Francisco lo trajimos al país. Lo llevamos a Galápagos e incluso lo tuvimos cenando en la mesa de nuestra casa. Él escribió un libro cuyo nombre inicial no convenció a los editores. Le dijeron que nadie iba a comprar algo que se llame así. Entonces, le puso ‘La partícula de Dios’ y la verdad es que sí merece ese nombre.


¿Por qué?


Porque es una partícula maravillosa. A alta temperatura, muy cerca del Big Bang, el bosón de Higgs aún no jugaba su papel. Ahí las partículas tenían masa cero, solo había radiación. Era como una sopa uniforme de partículas. No había estrellas, ni galaxias. El universo se fue enfriando y ese bosón rompió una simetría. Esa asimetría del vacío le dio masa a las partículas que se empezaron a propagar. Todo esto fue como una obra de arte.


Explíqueme eso.


Una obra de arte tiene simetrías y asimetrías. Si algo fuera solo simétrico no sería arte y si fuera solo caótico, tampoco. El arte tiene un misterio, que uno nunca termina de entender. El bosón de Higgs es tan maravilloso que habría que impartir más clases para que los jóvenes entiendan lo fantástico que es. Es la partícula central del modelo estándar, la que ata todo y le da masa a las partículas. Sin este bosón nada tendría relación con nada.


Usted fue alumno del Premio Nobel Richard Feynman, ¿qué aprendió de él?


Con él tomé una materia que se llama análisis numérico. Nunca habló una sola palabra del tema y sin duda fue una de las clases más fascinantes que jamás he tenido. Seguro sería algo a lo que se opondría la Senescyt, porque hay que cumplir con un syllabus. Feynman entraba al aula, nos queda mirando, escribía una fórmula en la pizarra y preguntaba qué podía significar. En ese momento comenzaba el intercambio de ideas. No me preguntes qué me enseñó porque no aprendí nada concreto, sino a pensar.


¿Qué tan lejos estamos de entender la evolución del universo?


Cada vez entendemos más del universo. La teoría estándar de la física de partículas nos permite hacer cálculos con una exquisita precisión pero es incompleta, porque no incluye la materia oscura. Creo que en la USFQ hemos resuelto el enigma de la materia oscura. He publicado siete artículos, pero hasta ahora no ha existido interés de otros físicos. No es una teoría, sino medidas experimentales precisas de las propiedades detalladas de la materia oscura.


¿De dónde viene su pasión por la física?


Mi curiosidad por entender el universo apareció desde que era pequeño. Quise estudiar física en Chile pero no existía esa carrera así que opté por la ingeniería eléctrica. Me casé con una ecuatoriana y en 1972 vinimos acá. Los primeros 17 años me pasé diseñando y fabricando transmisores de radio y televisión. Recorrí el país a pie y subido en avionetas y helicópteros buscando sitios para poner repetidoras. También daba clases en la Escuela Politécnica Nacional. Fui uno de los fundadores de la USFQ. Justo antes de eso empecé con la física, pero solo como un pasatiempo.


¿Cómo era el ambiente científico en esa época?


Era incipiente cuando llegué a Ecuador. De lo que sé, había solo dos PhD en ciencias. Uno era Luis Romo Saltos, profesor de la Central y el otro era Kanti Hore, que, al igual que yo, trabajaba en la Politécnica Nacional. Fui el primero con interés en la física. Recién en los años 80, la Politécnica abrió la Escuela de Física. Comenzamos con tres estudiantes.


¿Y el Ecuador de esos años?

Era fascinante. Soy andinista, he subido todas las montañas habidas y por haber. Había épocas en las que llegaba a escalar el Cotopaxi dos veces al mes. Con el trabajo de la radio, la televisión y las repetidoras recorrí todas las provincias del país. Cuando hubo la guerra de Paquisha, en la universidad preguntaron quién había estado en la Cordillera del Cóndor y fui el único que levantó la mano. Conocía ese lugar porque allí puse una repetidora de televisión para Zamora.


Como científico, ¿qué piensa de los terraplanistas?


A mí no me molesta; que crean lo que quieran creer. A estas alturas conocemos a detalle el globo terrestre. Todos hemos visto fotos de la Tierra. El otro día mi nieta me preguntó dónde está el otro pedazo de la Luna, entonces cogí una naranja y una lámpara y le mostré cómo en el momento que le da la luz se pierde un pedazo. Eso bastaría para convencer a cualquiera de que la Tierra es redonda.


¿Por descarte un físico es un agnóstico?


Lo uno no tiene que ver con lo otro. Para la física hay que tener dudas y para lo otro fe. Sin evidencia no hay física y con evidencia no hay religión. Yo a los 15 años fui perdiendo la fe.


¿Cuál es el futuro del universo?


Actualmente, la expansión del universo es acelerada, las galaxias se están alejando cada vez más rápido hasta perderse. En el futuro la Tierra va estar solita con el grupo de galaxias a la que está ligada gravitacionalmente. El resto van a estar fuera del horizonte y no se van a poder ver. Así que si quieres hacer astronomía hazlo ahora y no en el futuro. El universo al expandirse se hace cada vez más frío, así que su futuro no es muy bueno.


¿Qué significa eso?


Hay un poeta que se llama Robert Frost. Él tiene un poema que comienza con esta frase: “Algunos dicen que el mundo va a terminar en fuego y otros dicen que va a terminar en hielo”. Pues va a terminar en hielo. Ese es el futuro del universo.