La desaparición progresiva de grandes carnívoros como los leones, lobos o pumas amenaza los ecosistemas del planeta, advirtió un equipo internacional de científicos que lanzó un llamado para proteger a estos depredadores. Más del 75% de las 31 especies de estos animales han visto reducida su población y 17 de ellas se encuentran ocupando actualmente menos de la mitad del territorio que habían habitado inicialmente, indica un estudio publicado en la revista estadounidense Science. Los grandes carnívoros ya han sido largamente exterminados en un gran número de países desarrollados, en Europa Occidental y en el este de Estados Unidos, principalmente. Y esta cacería aún se extiende en varias partes del mundo, deploran estos científicos.
Sin embargo, advierten que todo indica que estos animales desempeñan un papel crucial para mantener el delicado equilibrio de los ecosistemas.
“A escala planetaria perdemos a nuestros grandes carnívoros”, subrayó William Ripple, profesor en el departamento de Ecosistemas Forestales de la Universidad del Estado de Oregón y principal autor de esta investigación.
“Varios de estos animales se encuentran amenazados en tanto sus territorios se reducen rápidamente. Y una mayoría de ellos corre riesgo de extinción, localmente o a escala global”, advirtió Ripple, juzgando como “paradójico que estas especies desaparezcan en momentos en que estamos tomando conciencia de su importancia en el mantenimiento del equilibrio ecológico”.
En Ecuador, el ecólogo y catedrático de la Universidad San Francisco de Quito, Esteban Suárez, advierte que una de las principales preocupaciones es la sobrepoblación que podría terminar en una plaga. “El momento en que desaparece, por ejemplo, el puma, los conejos se reproducen sin control“.
Los científicos estadounidenses, europeos y australianos estiman que es hora de lanzar una iniciativa mundial para reintroducir a esos animales en la naturaleza y reconstituir sus poblaciones, tomando como ejemplo la llamada “Large Carnivore Initiative”, en Europa. Pretenden introducir lobos, linces y osos pardos en sus hábitats naturales.
Para su trabajo científico, Ripple y sus colegas se concentraron sobre siete especies cuyo impacto sobre el ecosistema ha sido objeto de numerosos estudios. Se trata del león africano, el lince europeo, el leopardo, el lobo gris, el puma, la nutria de mar y el dingo en Australia.
El director ejecutivo de la Fundación Zoológica ecuatoriana, Juan Manuel Carrión, señala que “hace faltan datos para establecer el estado poblacional en general de las especies que están en peligro”.
Investigaciones internacionales muestran que una disminución de la población de pumas y de lobos en los parques de Yellowstone, en Estados Unidos, provocó un crecimiento en el número de animales que se alimentan de hojas de árboles y arbustos, como los cérvidos. Este fenómeno perturba el crecimiento de la vegetación y afecta a pájaros y pequeños mamíferos, explicaron los científicos.
En Europa, la desaparición de los linces ha sido vinculada a la sobrepoblación de corzos y liebres, mientras que la desaparición de un gran número de leones y leopardos en África provocó una explosión del número de babuinos oliva, que destrozan las cosechas y atacan a los rebaños. Finalmente, la disminución de las poblaciones de nutrias en Alaska derivó en un fuerte crecimiento de los erizos de mar y en una reducción de algas morenas, de las cuales se alimentan. “La naturaleza es interdependiente. Una especie afecta a otras de diferentes maneras” y al ecosistema, añadió Ripple.
Así, evitar una sobrepoblación de herbívoros permite a la flora desarrollarse más y almacenar más dióxido de carbono, principal gas de efecto invernadero, lo cual permitiría luchar contra el calentamiento climático. Los autores de este estudio admiten que será muy difícil hacer que la gente acepte la reintroducción a gran escala.
En contexto
Según el biólogo Juan Manuel Carrión, “todas las formas de vida son el resultado de un proceso evolutivo y de adaptación de millones de años. La desaparición de un gran carnívoro podría significar el despunte de una población que se va a convertir en plaga”.