La historia dice que Guayaquil nació en el ‘cerrito verde’, en las faldas del Cerro Santa Ana, en el siglo XVI. Pero la primera casa de lo que hoy es Guayaquil, una choza de la Cultura Chorrera, la más antigua hallada hasta ahora, se encontró en una colina donde ahora hay un parque de samanes y grandes ceibos, en el norte de la ciudad.
La choza data de alrededor del año 100 a. C. al 100 d. C. La casa tiene alrededor de 18 metros cuadrados, en el centro de la vivienda se ubicaban asientos de cerámica en el suelo, para acomodar a visitantes o residentes.
Los asientos, grandes cuencos circulares y chatos, hacen parte de la exposición ‘Guayaquil Chorrera’, que organiza la arqueóloga Amelia Sánchez, quien investigó el sitio N5 A1-150 (El Samán) en 1996 y 1997, y participó también en los trabajos de excavación del 2010, liderados por el arqueólogo estadounidense Jonathan Damp.
La muestra será inaugurada el 27 de agosto en el recibidor del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC), permanecerá abierta hasta el 17 de septiembre y plantea dos charlas sobre el tema.
La exhibición incluye 46 piezas arqueológicas encontradas en El Samán, un parque municipal ubicado en la urbanización Samanes 1, un kilómetro al sur del Área de Recreación Nacional (Parque) Samanes.
Instrumentos musicales, sellos, hachas de piedra, botellas- silbato, colgantes de concha, artefactos de metal, huesos tallados, partes de vasijas y figuras antropomorfas hacen parte de la exhibición.
“Es fascinante saber que no somos tan jovencitos como pensábamos. La historia de Guayaquil no comienza con
la llegada de los españoles”, dice Sánchez. “Nos interesa que esto se conozca, fomentar el orgullo de los guayaquileños, pero que también se tome conciencia”.
‘Guayaquil Chorrera’ espera llamar la atención para que las entidades responsables asuman la protección del lugar. El sitio El Samán es uno de los pocos que arroja luz sobre la prehistoria de la ciudad y si sobrevivió fue porque los urbanizadores respetaron el bosque de grandes ceibos en esa pequeña colina de la urbe.
La investigación se inició debido a una denuncia de los moradores de Samanes 1 en 1996. En 1997, el equipo de Sánchez realizó la primera excavación de 15 metros cuadrados gracias a que el proyecto obtuvo la beca Dumbartonk Oas.
La excavación del 2010, de unos 27 metros cuadrados, obtuvo el apoyo del Municipio y de la Dirección Cultural Guayaquil del Banco Central. “En 1997 solicitamos al Cabildo y al Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) que el sitio se convierta en el primer parque arqueológico urbano del país, y tuvimos apertura de las dos entidades, pero nos venció la burocracia”, reconoce la arqueóloga.
El material recavado está a la espera de ser acogido como reserva por una entidad competente y Sánchez cree que una parte de él podría ir también a un pequeño museo de sitio que aproveche la belleza natural del parque de la ciudadela Samanes 1.