Fumar en China: 'Los pobres se vuelven adictos sistemáticamente'

En un informe conjunto de la OMS y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se revela que hasta fines del siglo podrían morir 200 millones de personas en China debido a los efectos del cigarrillo.

En un informe conjunto de la OMS y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se revela que hasta fines del siglo podrían morir 200 millones de personas en China debido a los efectos del cigarrillo.

En un informe conjunto de la OMS y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se revela que hasta fines del siglo podrían morir 200 millones de personas en China debido a los efectos del cigarrillo. Foto: Archivo AFP

Liu Ying siempre odió el olor del cigarrillo. Pero aquellos tiempos en que esta pekinesa tenía que sentarse en un restaurante o bar lleno de humo sin poder hacer nada son parte del pasado.

"Si alguien fuma a pesar de la prohibición, tomo mi celular y me pongo a sacar fotos", dice la mujer de 37 años. Luego puede utilizar una aplicación para dejar registrada la infracción. El restaurante en cuestión quedará marcado en azul en un mapa digital para que el antecedente quede visible para todos.

Si hay más de cinco incumplimientos en el mismo lugar, entonces el color cambia a rojo y el establecimiento debe afrontar una importante multa. "No es agradable, pero funciona", dice Liu Ying.

Tras tibios intentos en el pasado, por primera vez Pekín pudo imponer una "excelente" ley antitabaco, destaca también Bernhard Schwartländer, previo al Día Mundial Sin Tabaco que se celebra el 31 de mayo de 2017.

Como representante en China de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Schwartländer es uno de los críticos más duros de la cultura del cigarrillo. Desde la introducción de la ley hace dos años, el control ha sido estricto no solo en restaurantes sino también en oficinas y edificios públicos.

Los jefes, por temor a las elevadas multas, hacen que sus empleados se abstengan de fumar en esos espacios. "Hay una nueva conciencia", dice entusiasmado Schwartländer. A pesar del éxito en grandes ciudades como Shanghai, Pekín y Shenzhen, el jefe de la OMS no está tan conforme todavía con el cuadro completo: "Grandes partes del país están aún muy por detrás". Schwartländer cuenta que al viajar sigue encontrando hoteles que no tienen ni una habitación para no fumadores.

En un informe conjunto de la OMS y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se revela que hasta fines del siglo podrían morir 200 millones de personas en China debido a los efectos del cigarrillo.

En este país viven 44% de los fumadores del mundo: unas 315 millones de personas fuman en China. Por es tan importante la implementación de "medidas decisivas". La influencia de la poderosa industria tabacalera estatal es la culpable de que en China hasta ahora no se cumplan las obligaciones internacionales en relación al control del tabaco, según Schwartländer.

Además, una ley antitabaco a nivel nacional fue postergada como consecuencia del poderoso lobby del tabaco, agrega. China es el productor número uno indiscutido de cigarrillos en el mundo.

Casi todo el mercado está controlado por la empresa estatal China National Tobacco Corporation, que comercializa más de 160 marcas de cigarrillos. Cualquier acción contra los daños a la salud como consecuencia del fumar han fracasado a menudo ante el enorme peso de la industria.

Los cigarrillos no solo representan un ingreso para el Estado sino que también garantizan el sustento a unas 20 millones de personas, entre los que se encuentran alrededor de 1,3 millones de productores de tabaco y unos 5 millones de vendedores.

"La industria del tabaco siempre recuerda que le proporciona al Gobierno un ingreso masivo de impuestos", señala el presidente de la Asociación de Control del Tabaco de Pekín, Zhang Jianshu.

Pero los costos que le generan al sistema de salud las enfermedades de los fumadores muchas veces superan a largo plazo esos números, aclara. En opinión de Jianshu hay tres cosas que tienen que suceder en breve: el poder de la industria del tabaco tiene que limitarse, las leyes de Pekín y Shanghai tienen que ser aplicadas en todo el país y los precios de los cigarrillos tienen que subir considerablemente.

Para Schwartländer este último es también un paso fundamental para reducir el número de fumadores. "Un paquete de cigarrillos aquí es tan barato como una botella de agua", dice. "Por eso los jóvenes y los pobres se vuelven adictos sistemáticamente".

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