Si no es Chile, ¿cuál es el nuevo referente regional?

El puerto de San Antonio, en la región de Valparaíso, es considerado el más importante de Chile. Foto: AFP

El puerto de San Antonio, en la región de Valparaíso, es considerado el más importante de Chile. Foto: AFP

El puerto de San Antonio, en la región de Valparaíso, es considerado el más importante de Chile. Foto: AFP

Chile se ha convertido en el referente de las protestas en América Latina. El estallido social empezó en octubre del 2019 y acaba de cumplir tres meses sin que haya visos para una solución definitiva.

Por eso, este país ha dejado de ser el referente de estabilidad democrática y de respeto al estado de derecho, debido al nivel de violencia, que se evidencia en la destrucción de bienes públicos y privados, además de la incapacidad para llegar a acuerdos sociales.

Las razones de la protesta se relacionan con la inequidad en el sistema de pensiones o de educación, factores que han servido para que los opositores al libre mercado insistan en la necesidad de buscar otros referentes en la región, la cual mostró gran dinamismo durante el ‘boom de los commodities’. El aumento de precios de las materias primas inyectó gran cantidad de recursos a las arcas fiscales de los países latinoamericanos y eso ayudó a mejorar los indicadores económicos y sociales.

Sin embargo, es necesario diferenciar el progreso basado en mayores precios de las materias primas de aquel que garantiza un desarrollo sostenido a largo plazo. “En la bonanza se puede impulsar el progreso en muchas áreas, pero eso no significa que sea sostenible”, señala Martín Rama, economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.

Ahora que las condiciones para crecer se han vuelto más difíciles en la región, es importante ver cuáles países siguen avanzando. Y en esa lista están Panamá, República Dominicana, Perú y Uruguay.

También se podría mencionar a Brasil, por la histórica aprobación de las reformas en su sistema de pensiones. O también a México, por el nuevo acuerdo comercial que firmó con EE.UU. y Canadá.

Sin embargo, hay países que tienen una larga trayectoria de reformas y que pueden mostrar resultados permanentes en crecimiento y reducción de la pobreza y la desigualdad.

La economía panameña, por ejemplo, ha sido la más dinámica de la región en las tres últimas décadas, logrando uno de los ingresos per cápita más altos de América Latina, según Alejandro Santos y Metodij Hadzi-Vaskov, funcionarios del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI.

En un estudio mostraron que Panamá creció a un ritmo del 6% por año durante un cuarto de siglo. “Bien podría pasar a ser la primera economía avanzada de América Latina en los próximos años”, señalaron.

Ese desempeño económico comenzó a construirse a inicios de 1990, cuando Panamá optó por el pragmatismo económico al estilo del FMI: aplicó políticas para mejorar el clima de negocios, se abrió al comercio exterior, privatizó las empresas públicas, modernizó el sistema financiero y aplicó disciplina fiscal.

República Dominicana, a su estilo, también ha registrado un gran dinamismo económico. En el período 2014-2018 creció a una tasa promedio del 6,5% anual, más que cualquier otro país latinoamericano.

Si se quiere ir más atrás, la economía dominicana ha crecido a un promedio anual de 5,8% en los últimos 25 años. Su desarrollo se apoya en la articulación de dos variables: una geografía privilegiada y la estabilidad política y económica. La geografía le permite tener algunas de las playas más atractivas del continente, a solo mil kilómetros de EE.UU. Por eso el turismo es la industria más próspera del país y su mayor fuente de divisas.

A eso se suman las remesas familiares, que el año pasado llegaron a USD 6 494 millones, y la inversión extranjera directa, por 2 535 millones, dijo a Infobae Reyes Andrés Peralta, gerente de estudios financieros del Banco de Reservas de la República Dominicana.

La otra ventaja es la existencia de importantes yacimientos mineros. Hay alrededor de 120 proyectos de los cuales se extrae plata, cobre, níquel y, principalmente, oro.

Más al sur del continente está Perú, que también es otro referente por la estabilidad económica que muestra desde la década de los 90, la cual permitió consolidar un modelo de apertura comercial que generó empleo y redujo la pobreza.

Los exportadores ecuatorianos quieren emular el Plan Estratégico Nacional Exportador de Perú, con el fin de orientar la política comercial hacia el desarrollo de la oferta exportable, la apertura de nuevos mercados y la mejora de la competitividad interna.

Para Luis Espinosa Goded, catedrático de la Universidad San Francisco de Quito, lo importante para alcanzar el desarrollo económico son las instituciones. Y en esta línea hay países que destacan como Uruguay, que además lleva una década entre los primeros puestos en PIB per cápita, ratios de igualdad y disminución de la pobreza, tasas de alfabetización y formación educativa. El reciente cambio presidencial, que marcó un giro a la derecha luego de 15 años, fue ordenado y lo pone como un referente político latinoamericano.

Todos los países que se destacan en la región muestran un trabajo sostenido para lograr una estabilidad macroeconómica, crecimiento económico y políticas para redistribuir la riqueza en su población.

Por eso Chile también sigue siendo un referente regional, pese a las protestas de los últimos meses. Fue el primero en introducir reformas para aumentar la eficiencia en su economía, ha logrado una estabilidad macroeconómica, hoy es uno de los países más ricos de la región y ha tenido progresos en muchos indicadores sociales, incluido una fuerte reducción fuerte de la desigualdad, señala Martín Rama.

Pero pese a los logros alcanzados, Chile enfrenta actualmente unas protestas sociales que le están obligando a repensar sus programas sociales, básicamente en educación y pensiones. Eso también responde a que la población chilena ya no se conforma con lo que ofrece un país en desarrollo, sino que busca servicios acordes a países del primer mundo.

La respuesta que encuentren las autoridades chilenas para cubrir estas demandas tomarán algunos años; pero, bien puede convertirse en ejemplo para otros países de la región.

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