La Navidad es la ocasión para que los chachis luzcan sus trajes tradicionales, con fibras de rampira y toquilla. Foto: Cortesía Asociación de Jóvenes Chachis
Los miembros de la nacionalidad Chachi quieren estar más unidos en esta Navidad. Sin dejar de lado sus tradiciones, este año realizarán un encuentro biprovincial entre los residentes en Santo Domingo de los Tsáchilas y la provincia de Esmeraldas.
La Nochebuena contará con una delegación de 50 nativos de esa etnia originaria de la ‘Provincia Verde’. El encuentro será en Santo Domingo de los Tsáchilas, en la exescuela Tutsa y también se realizarán vistas al asentamiento chachi, ubicado en el kilómetro 7 de la vía a Quevedo.
Viajarán desde Santa María de los Cayapas y del recinto El Encanto, ubicados en el norte de Esmeraldas. Para el dirigente de los residentes en la provincia tsáchila, Luis Cimarrón, será una jornada para afianzar sus costumbres que se están debilitando por la falta de contacto con sus ancestros en Esmeraldas.
Una de las tradiciones que se pondrá en escena nuevamente en la celebración navideña será la adoración al Divino Niño. En una mesa de madera se colocará la figura del Niño Jesús y a sus costados un remo de madera, junto con un abanico de paja toquilla.
Esa es una forma de agradecer por las bendiciones y favores concedidos en el año, según la tradición de esta etnia. Cimarrón cuenta que se pondrá énfasis en la paja toquilla, porque actualmente es el material que les permite subsistir con sus artesanías. Pedirán a sus dioses para que no haga falta el producto en las fincas de los tsáchilas, donde están sus principales fuentes de captación de esta materia prima.
El remo no tendrá una representación sólida, porque los chachis residentes en Santo Domingo ya no utilizan las embarcaciones de madera para trasladarse de un lugar a otro por los ríos.
Ese implemento, en cambio, es parte de la cotidianidad de los chachis en Esmeraldas. Daniel Tapuyo explica que estas adoraciones al Divino Niño se complementan con las danzas típicas de la etnia.
Se entona la marimba, el tambor y el cununo con cantos y ritmos que hablan de los antepasados de la nacionalidad. Una de esas es la denominada Kaa-pa, que se refiere a la forma tradicional de trato que se da de forma cariñosa a los hijos dentro de casa, según el diccionario chachi Cha’palaachi– español, del autor Mesías Robalino.
En el repertorio también aparece el canto Uñapa, que habla de la denominación afectuosa de la hermana mayor. Mayra Tapuyo cuenta que desde hace tres años empezaron a practicar las costumbres de Navidad en Santo Domingo, que en Esmeraldas se celebran desde hace más de 200 años.
Para ella esta es una forma de mostrar a los mestizos sus fiestas y hacer valer sus derechos como grupo indígena. La celebración del 24 de diciembre incluye comida y música. A la medianoche se sirve el champú y los adultos mayores esparcen perfume a los asistentes como símbolo de purificación para elevar el espíritu. Además se fuma tabaco para ahuyentar malas energías y pensamientos negativos. En las canastas tradicionales se colocan dulces para los niños.
Las mujeres cocinan en la madrugada platos con productos típicos, como el plátano verde y el pescado. El 25 de diciembre es un día clave para los nativos porque, además de organizar los juegos ancestrales y rituales, también se realizan las peticiones de matrimonio y las bodas de las parejas que se comprometieron en los años anteriores.
La tradición dice que los novios deben hacer méritos durante un año para que los padres de la novia den la aprobación del matrimonio. Si la respuesta es negativa, el joven debe ganarse la confianza de los progenitores durante todos los días del año siguiente.