Chachis de Guadual reviven sus tradiciones de todos los tiempos

Los chachis conservan la unidad de sus pueblos en sus comunidades asentadas en la orilla del río Cayapas

Los chachis conservan la unidad de sus pueblos en sus comunidades asentadas en la orilla del río Cayapas

Los chachis conservan la unidad de sus pueblos en sus comunidades asentadas en la orilla del río Cayapas. Fotos: Marcel Bonilla / EL COMERCIO

Una pequeña casa de madera es el refugio de decenas de niños chachis que acuden a jugar en las tardes. La cabaña está al filo de un estero en la comunidad de Guadual, por donde cruza un puente con piso de madera, también convertido en la atracción de los pequeños.

Los habitantes de Guadual, una comunidad chachi ubicada en parte alta del río Cayapas, en el norte de la provincia de Esmeraldas, están empeñados en la conservación de las antiguas costumbres y tradiciones, como compartir momentos amenos -con juegos y charlas- con los habitantes de la comunidad.

A través de la escuela de educación bilingüe, situada en el centro del pueblo, se prioriza la enseñanza del idioma tradicional del pueblo indígena como el cha’palaa o cha’palaachi.

Los maestros hablan en el idioma materno en horas de clases para conservar la lengua que los distingue de otras etnias, como la Épera, que está ubicada a tres horas río abajo.

Guadual es un pueblo de contrastes, pues sus casas han perdido el color de la madera y sus paredes se han tornado de color cenizo frente al verdor de la naturaleza que rodea la zona. El presidente de la Federación de Centros Chachis de Esmeraldas, Santiago de La Cruz, explica que a través de los 28 centros chachis que hay en la provincia de Esmeraldas, el trabajo de la conservación de antiguas tradiciones no ha sido tan fácil.

Uno de los aspectos es la conservación de la música tradicional entonada con instrumento de marimba. Para el efecto, la Casa de la Cultura de Esmeraldas y el Municipio de Eloy Alfaro han empezado un proceso de implementación con la entrega de marimbas, bombos y cununos.

De La Cruz reconoce que el rescate de la música ancestral de su etnia es un trabajo urgente, por eso se apoyan en la estación de radio que tienen en el pueblo para impulsar la formación cultural con programas emitidos en su lengua.

“Nuestra música es reemplazada por la música occidental como la salsa, rock, vallenatos, reguetón; por eso es necesario elevar la conciencia (de los niños) desde las aulas de clases”, señala de La Cruz.

Las personas adultas de las comunidades luchan porque se conserven los rituales, el idioma, la vestimenta y la manera tradicional de las bodas, que se realizan en diciembre.

Adelmira Pichota es una de las mujeres chachis que enseña a sus tres hijos a tejer canastos con piquigua (fibra vegetal), habla siempre su idioma, empezando por el saludo todos los días hasta dar órdenes de las cosas cotidianas.

Ella reconoce que no ha sido sencillo, porque los jóvenes que dejan la comunidad para ir a la ciudad a estudiar olvidan completamente hablar en su lengua materna, así como la celebración de sus fiestas tradicionales en diciembre con el nacimiento del Niño Dios.

Uno de esos ejemplos ocurre en la ciudad de Esmeraldas, donde desde hace 15 años está radicado un grupo de la nacionalidad Chachi, que migró del norte y se asentó en la isla Luis Vargas Torres.

Lugardo Añapa, expresidente de la Asociación de Jóvenes Chachis, explica que los indígenas han conservado de alguna manera sus leyes tradicionales, como una forma de mantener el orden.

“Aunque las leyes no se aplican con el rigor de antes, han servido para penalizar el incesto, normar aspectos morales y otros aspectos de la vida cotidiana”, señala Añapa.

Una de las propuestas de los jóvenes chachis es fortalecer la cultura de sus pueblos con los migrantes de su etnia, que llegaron a Esmeraldas para continuar con sus estudios secundarios y universitarios.

Eso implica recordar sus tradiciones en la ciudad como se lo hace en Guadual, Zapallo Grande, Calle Mansa y otras comunidades chachis.

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