Centros de salud en poblados pequeños carecen de médicos

En uno de los corredores del Hospital de Yaruquí, pacientes y sus familiares esperan para ser atendidos. Foto: Víctor Muñoz/ EL COMERCIO.

Su hijo contrajo neumonía y esperó más de una hora para que lo atendieran en Emergencias del Hospital de la parroquia de Yaruquí, ubicada en el nororiente de Quito. Patricia Pérez, de 42 años, estaba desesperada porque su hijo tenía fiebre, tos y pérdida de apetito.
Otros médicos le dijeron que espere. No sabía qué hacer hasta que llegó otra doctora. Le llamó la atención a la persona que les recibió en el centro asistencial por demorarse. “Le dijo que es una emergencia, que debe ser atendida inmediatamente”.
Ante las críticas, en la administración del hospital se le indicó que trabajan con el triaje de Manchester. Con este, los médicos clasifican los síntomas o dolencias de acuerdo con un código de colores: rojo, naranja, amarillo, verde y azul.
El primero es de atención inmediata, el segundo puede esperar de 10 a 15 minutos. El tercero, hasta una hora. Los dos últimos, de dos a cuatro horas, respectivamente.
En los pasillos y habitaciones del Hospital Básico Alberto Correa de Yaruquí, decenas de madres cuidan a sus bebés en la sala de estabilización neonatal. Los niños son vigilados por las enfermeras. En otro lugar del centro, un traumatólogo analiza las radiografías de pacientes que sufrieron fracturas en sus extremidades.
Unos se quejan por la demora en la atención. Otros agradecen. Este lugar fue repotenciado en el 2014 con una inversión de USD 7 millones, con lo cual pasó de 15 camas a 36. Y se incrementó el número de médicos generales, especialistas, tecnólogos, personal de enfermería y administrativos.
Angélica Benalcázar es responsable de la calidad del hospital, que trabaja al 100% de su capacidad operativa, porque la demanda se incrementó en tres años. Requiere 60 personas más para Enfermería.
Ella cuenta que se levantó un estudio en el que se recomienda incrementar el servicio a 50 camas. Así, el lugar se ajustará a la cantidad de gente que necesita ser atendida.
Ante la demanda de mejoras y la necesidad de ampliación de cobertura, el presidente Lenín Moreno dispuso al Ministerio de Salud (MSP) suspender la construcción de grandes hospitales en las principales ciudades. El objetivo: priorizar la readecuación de los centros en las zonas rurales.
Solo se continuará con las obras de los hospitales grandes (tercer nivel) que ya estaban planificadas y financiadas.
Según el MSP, en los últimos 10 años se construyeron 82 unidades de atención de primer nivel (los más pequeños).
Se levantaron 17 hospitales básicos y generales, así como dos especializados: los gineco obstétricos Ángela Loayza, en El Oro; y Luz Elena Arismendi, en el sur de Quito. La inversión en infraestructura y en la compra de equipos para hospitales de segundo y tercer nivel superó los USD 600 millones.
Además se fortalecieron 22 hospitales de segundo y tercer nivel, con una inversión de USD 165,62 millones en infraestructura y equipamiento.
Para Mauricio Espinel, epidemiólogo y catedrático de la Universidad Laica Eloy Alfaro, de Manabí, con la repotenciación se busca evitar que se saturen los hospitales grandes de especialidades como el Eugenio Espejo, en Quito o el Abel Gilbert Pontón, de Guayaquil.
Según Espinel, la gente acude allí por resfríos o enfermedades que no son realmente graves y pueden ser atendidas en un puesto primario.
La repotenciación -considera- debe enfocarse en la mejora del servicio. Eso dará lugar a una disminución del tiempo de espera de los usuarios al momento de ser atendidos.
Alexi Salgado preside el Cabildo de Mangahuantag de la parroquia de Puembo, ubicada en el nororiente de Quito. El centro de salud de esa localidad -apunta- ha mejorado, pero se requiere contratar a un odontólogo que trabaje de lunes a viernes. También, a un ginecólogo o a una obstetriz.
Hacen faltan las visitas domiciliarias y un médico no es suficiente. Cuando los galenos salen de vacaciones, es necesario que alguien los reemplace.
Con esto -precisa la dirigente- la gente no tendría que ir a Quito para buscar ayuda. Billy Carrera, médico familiar y director del puesto de Mangahuantag, cuenta que entre 40 y 60 pacientes al día son tratados allí por los doctores.
La infraestructura del puesto de atención -anota- mejoró por la gestión del MSP, los líderes comunitarios y las empresas del sector. Pero, admite que les hace falta personal en odontología y psicología .
Ante los pedidos ciudadanos de que se sume al equipo un ginecólogo o una obstetriz, explica que no es viable. Al ser un puesto de salud, él mismo se responsabiliza de esos temas como médico familiar.
Sobre la repotenciación de centros de atención primaria, como el de Puembo, según el Ministerio se readecuaron 16 en los últimos 10 años. En el país hay 1 287. Hoy, el enfoque estará en el nivel más cercano a la gente.