Celinda Calazacón deja un legado en la comunidad tsáchila

Autoridades de la ciudad de Santo Domingo asistieron al funeral de la líder tsáchila Celinda Calazacón.  Foto: Cortesía Municipio Santo Domingo

Autoridades de la ciudad de Santo Domingo asistieron al funeral de la líder tsáchila Celinda Calazacón. Foto: Cortesía Municipio Santo Domingo

Autoridades de la ciudad de Santo Domingo asistieron al funeral de la líder tsáchila Celinda Calazacón. Foto: Cortesía Municipio Santo Domingo

El idioma tsáfiki siempre fue un motivo de lucha y perseverancia para la activista Celinda Calazacón.  Junto a su esposo, el gobernador vitalicio de la nacionalidad Tsáchila Abraham Calazacón, quiso que la lengua materna no se extinguiera.

Esa fue su prioridad hasta el final de sus días. La mujer falleció la madrugada del domingo 12 de marzo de 2017 tras batallar por años con el mal de alzhéimer.

En medio de rituales y plegarias en tsáfiki, los tsáchilas recordaron que esta reconocida mujer fue una de las luchadoras para que su nacionalidad no desapareciera. En todo ese tiempo siempre fue como la mano derecha de Abraham Calazacón.

Ella lo conoció cuando había cumplido la mayoría de edad y a los 19 años se casó con quien fue el máximo líder de la nacionalidad tsáchila, que entonces tenía 40 años.

El domingo, Celinda no alcanzó a ver la luz del sol.
Una caída que dejó daños en su cadera y una neumonía aguda causaron su fallecimiento, a los 81 años.

La pérdida deja en el dolor a su descendencia. Celinda y Abraham procrearon ocho hijos. El cuerpo de la matriarca fue velado en la casa donde vivió con Abraham. En ese mismo lugar su esposo falleció el 8 de julio de 1981, a los 72 años de edad.
Mateo Calazacón, hijo y quien es presidente de la comuna Chigüilpe, recuerda a su madre con nostalgia.

“A pesar de que ella por el alzhéimer ya no nos reconocía, era una parte fundamental de la familia”, dijo mientras miraba el cofre donde estaba el cuerpo de su madre, vestido con prendas propias de la comunidad.

El último martes, en la comuna Chigüilpe se llevó a cabo una misa de cuerpo presente. El sepelio se desarrolló en el cementerio de la comuna San Miguel de los Colorados (en el km 5 de la vía a Puerto Limón). Ahí fue sepultada, donde también reposan los restos de su esposo y sus dos hijas.

Celinda fue la mano derecha de Abraham durante más de 32 años, tiempo en que el gobernador lideró la nacionalidad.
A pesar de que el olvido nubló sus recuerdos, en su pueblo vivirá su importante legado.

Ella fue una figura política de los tsáchilas y promulgó las costumbres de su pueblo frente al avance colonizador.

Celinda Calazacón acompañaba a su esposo en sus viajes a Quito para reunirse en el Palacio de Carondelet con el presidente José María Velasco Ibarra, y se involucró en la lucha del derecho para que la nacionalidad tuviera su territorio definido. Sin embargo, nunca descuidó a sus hijos.

En 1971, el gobierno velasquista extendió un acuerdo que reconoció a su esposo, Abraham Calazacón, como gobernador general, con atribución para nombrar a los tenientes que en las comunas tsáchilas lo ayudarían a gobernar la tribu.

Cuentan sus hijos que cuando Abraham falleció sus últimas palabras resumían un sueño que fue compartido con su esposa hasta el último de sus días: que los niños tsáchilas hablen primero el tsáfiki antes que el castellano. Además, su sueño era la defensa de la tierra, de la cultura y de la identidad de la nacionalidad.

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