El centro de exposición, que posee vestigios kayambis, reabrió sus puertas al público el 27 de julio de 2018, tras ocho años de cierre. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO
Cayambe recupera el Museo de la Ciudad. En siete salas, de paredes con colores vivos, se narra la historia de esta región del norte del Pichincha.
En dos años se logró instalar esta nueva propuesta museográfica que refleja la identidad del cantón, explica Oswaldo Imbago, director de Cultura del Municipio local.
En la primera sala se abordan temas sobre los pueblos originarios que habitaron en este territorio. Ahí se afirma que 500 d.C. se inició la formación del señorío étnico Kayambi.
Las vasijas que se exhiben fueron halladas en el sitio de Puntiatzil, un antiguo centro administrativo, político y ceremonial. También se cree fue un observatorio astronómico.
Uno de los elementos de identidad de esta localidad es la Confederación del Pueblo Kayambi. Por eso, en el segundo espacio, que se enlaza con el primero, hay una maqueta del volcán Cayambe, considerado el único glacial ubicado en la línea ecuatorial.
El estudio del coloso permitió consolidar el origen de este territorio, en base a los asentamientos y evidencias arqueológicas, explica Eduardo Castro, funcionario de Patrimonio del Municipio local.
La referencia en torno a Puntiatzil ocupa una sala especial. Hay fotografías aéreas sobre este complejo precolombino, que guarda evidencias arqueológicas. El Cabildo busca implementar una ruta cultural y turística para revalorizar este principal elemento.
Otra de las cosas que llama la atención en esta muestra permanente es la representación de la Sisa de Cayambe, una réplica de la osamenta de una mujer, que no tiene manos ni pies, descubierta en Puntiatzil. Está empotrada en uno de los muros del museo.
Las principales raymis (fiestas), que giran en torno al calendario agro-astronómico, se exhiben en otro espacio. La vestimenta, el baile y canto que se preservan en celebraciones como la Fiesta del Sol son parte de los atractivos. Hay trajes de mujeres de las comunas que tiene diferente simbolismo.
Un espacio está dedicado a la lucha del pueblo indígena. El lugar ofrece una cronología desde 1 535 hasta los levantamientos de este siglo. Es un homenaje a los líderes kichwas Dolores Cacuango, Tránsito Amaguaña, Jesús Gualavisí…
En un área hay una pequeña choza, de paredes bahareque y techo de paja, que recrea la vida en la zona rural. Ahí se muestra el trabajo de las familias y la forma de conservar los alimentos y criar los animales.
La trayectoria de personajes como el escritor David Elías Manangón, el historiador Aquiles Pérez Tamayo, el compositor Luis Humberto Salgado, entre otros, da vida a otro salón, que está decorado con sus fotografías.
Uno de los íconos trascendentales para este cantón es el Qhapaq Ñan (Camino del Inca), declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en el 2014. “Hay propuestas para que a la zona de Pambamarca se le dé un uso social y turístico”, indica Castro.
Si bien el primer objetivo del Museo de la Ciudad es fortalecer la interculturalidad de esta jurisdicción, también buscar ser un punto de partida para crear un circuito turístico.