Los Awá preservan un territorio de 120 000 hectáreas. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO
Las mariposas, con alas de colores azul, amarilla, rojo, plomo, negro… revolotean entre la espesa vegetación subtropical del occidente del Carchi.
En esta zona de bosque montano bajo se han identificado 120 especies de estos insectos multicolores, de las 3 000 que hay en Ecuador. Así explica William Defaz, técnico de Gestión Ambiental de la Prefectura de la provincia fronteriza.
El potencial de estas especies inspiró la construcción de un mariposario en la comunidad indígena Awá de El Baboso, que está ubicada en el suroccidente del Carchi.
De esta manera se cumplió un sueño de este pueblo milenario: aprovechar los recursos alternativos que ofrece el bosque, sin tener que talar los árboles, como ha sucedido en otras localidades del territorio comunitario Awá. El mismo tiene 120 000 hectáreas, que se extienden entre Esmeraldas, Carchi, Imbabura y Sucumbíos.
En ese territorio, compuesto por 22 centros comunitarios, habitan 5 388 personas. El 11 de noviembre último se inauguró el lepidoptario, que fue bautizado como Mariposario Paraíso Awá. El nombre fue escogido tras un concurso entre los niños de la escuela local.
El edificio, que tiene 318 m2 de construcción, fue edificado con materiales de la zona como caña guadúa y bambú. La base es de hormigón armado. La infraestructura posee un área cubierta para la crianza y el vuelo de las mariposas. También un laboratorio y baterías sanitarias.
Al interior se recreó el bosque con variedades de plantas como la tupirrosa, blanquita, caña agria, helecho gigante, entre otras, que sirven para la alimentación y hospedaje de las mariposas, en sus diferentes fases, explica Rosario Guangua, promotora de turismo de la comunidad.
Rosario, Simón Taicuz, Gladys Natacuaz y Stalin Taicuz recibieron capacitaciones sobre alimentación y reproducción de las mariposas y sobre guianza a los turistas que visitan este sitio. La formación inició en febrero pasado, a la par de la construcción del mariposario.
Rosario Guangua detalla a los visitantes que la mariposa atraviesa las fases de huevo, larva y pupa, antes de extender sus frágiles alas. Viven 45 días. También les advierte que miren detalles, como unas alas de una mariposa que imitan la cara de un búho. Mientras que una pupa simula la cabeza de una serpiente. “Son estrategias para alejar a los depredadores”, asegura la guía nativa.
Este es el primer proyecto piloto, con eje turístico, que se desarrolla en el territorio Awá. Según Damaris Guerrón, coordinadora de Turismo de la Prefectura del Carchi, con este proyecto se apuntala el fortalecimiento organizativo, la infraestructura turística y la biodiversidad de la zona.
Pero quizá lo más importante es que el mariposario prevé generar recusos económicos, mediante la oferta de servicios como: alimentación, transporte, hospedaje, guianza y, sobre todo, que los visitantes compartan vivencias con los Awá de El Baboso.
La idea es que los ingresos beneficien a esta comunidad, en la que habitan 250 personas, explica Roberto Taicuz, dirigente de relaciones sociales.
Explica que los Awá se dedican a la producción de plátano, naranjilla, yuca, borojó, entre otros, para el autoconsumo. La alimentación se complementa con la pesca de especies como la guaña, sabaleta y barbudo. También practican la caza.
Roberto Taicuz asegura que aún es posible capturar animales de monte, como la guanta, guatuso, venado, puercoespín, que se esconden entre los gruesos árboles de chalde, caimitillo y chinta.
Otra importancia de la presencia de las mariposas es que ayudan a medir el estado de salud del bosque, comenta Defaz.
Es por ello que el Mariposario Paraíso Awá, que ha logrado reproducir en cautiverio tres especies, promete ser el destino de turistas de aventura y estudiosos de la naturaleza. A la par, se ofrecen otras rutas como los ríos y caminatas a las cascadas.
El Baboso estudia ahora la posibilidad de explotar la riqueza en aves, anfibios y semillas que ofrece el bosque.