La capa de ozono se recupera

Un informe de la ONU muestra que para el 2030 pueden existir zonas totalmente recuperadas. Foto: AFP

Un informe de la ONU muestra que para el 2030 pueden existir zonas totalmente recuperadas. Foto: AFP

Un informe de la ONU muestra que para el 2030 pueden existir zonas totalmente recuperadas. Foto: AFP

La capa de ozono continúa recuperándose y ahora se fijan compromisos más ambiciosos para lograr que esté totalmente reparada en la zona del Antártico hasta el año 2060.

Durante esta semana, los 197 representantes de los países firmantes del Protocolo de Montreal se reunieron en Quito, para analizar las medidas implementadas por cada Gobierno para la lucha contra la contaminación y el deterioro de la capa de ozono. En estas jornadas se presentó el último informe de las Naciones Unidas, que muestra datos alentadores y revela la eficacia que ha tenido este protocolo.

La última evaluación del panel científico del Protocolo presentada en Quito demuestra que, a 30 años del acuerdo mundial, la capa de ozono se recupera en 1% a 3% por década desde el año 2000.

Paul Newman, coautor del reporte de las Naciones Unidas, dice que estos resultados son alentadores pero también son un llamado a no detener las acciones empleadas hasta el momento, ya que las mejoras logradas podrían detenerse e incluso revertirse.

Después de la entrada en vigencia del Protocolo de Montreal en 1989, dice Newman, ya se empezaron a ver los primero resultados. A mediados de los años 90 se empezó a observar una baja en los niveles de sustancias que afectan al ozono, como los clorofluorocarburos (CFC). En el 2000, la afectación a la capa de ozono se había detenido. En los últimos años se ha visto que ha empezado a mejorar.

Newman explica que el conocido como “agujero” de la capa de ozono ahora tiene un tamaño de 24 millones de kilómetros cuadrados. Si es que no se hubiese aplicado controles, actualmente se calcula que el espacio mediría 28 millones de kilómetros cuadrados. Las proyecciones para el 2060 dependen de que los países mantengan los compromisos.

Para el experto, el Protocolo de Montreal ha tenido éxito gracias al trabajo en conjunto entre científicos, gobiernos, la industria y los organismos no gubernamentales. Dice que en las reuniones como la que ocurrió esta semana en Quito, se puede ver el compromiso de todos por continuar con las acciones a favor del ambiente.

Además, para poder contribuir con el mejoramiento de la capa de ozono se cuenta con soluciones técnicas que permiten que sea más fácil el reem­plazo de las sustancias por otras menos dañinas. En el caso del Acuerdo de París y del cambio climático, el experto de la ONU admite que el proceso es más complicado.

Luis Maisincho, docente investigador de la Universidad Amazónica Ikiam e investigador del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), coincide en que en los últimos años se ha visto una mejoría en la capa de ozono gracias a los acuerdos internacionales, que fueron creados para evitar el uso de las sustancias dañinas.

Según el informe de la ONU, si se continúa con las acciones empleadas hasta el momento, en el 2030 algunas zonas de la capa de ozono ya podrían empezar a recuperarse.

El problema, dice Maisincho, es que esto se está solucionando en la Antártida, pero se está transfiriendo a otros lugares. En la zona tropical con latitudes bajas se está produciendo una disminución en el grosor de la capa de ozono.

Ahora, este es el nuevo reto para los investigadores, que recién lo están detectando y están en proceso de estudio. Maisincho explica que este fenómeno ya se puede sentir a través de los altos niveles de radiación que se presentan algunos días en Quito.

El investigador del Inamhi también aclara que no hay que asociar la recuperación de la capa de ozono con una disminución en la contaminación ambiental, ya que son procesos completamente distintos.

La capa de ozono, dice, no está en la tropósfera, que es donde vivimos y lanzamos toda la contaminación. Aquella se encuentra más arriba y hasta allí llegan solo los CFC, que son los que la atacan. Los otros gases, como el CO2, se quedan en la parte baja y esto provoca otros problemas, como el calentamiento global.

Para ayudar a detener el avance del cambio climático, el Protocolo de Montreal ha propuesto la enmienda de Kigali, que entrará en vigencia en enero del próximo año. A través de esta se busca la reducción de la producción y el consumo de hidrofluorocarbonos (HFC) en más del 80% en los próximos 30 años. Estos se empezaron a utilizar en reemplazo de los CFC, pero están asociados al calentamiento global.

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