El cantón Ríoverde atrae a los turistas con su gastronomía

El cevicangre hecho con crustáceo azul (izquierda) es el platillo más buscado. Foto: Marcel Bonilla/ EL COMERCIO

El sabor de los mariscos condimentados con coco y especies ancestrales es el gancho para atraer a cientos de turistas locales y nacionales al cantón Rioverde, en el norte de la provincia de Esmeraldas.
En Peñas Blancas, Palestina, Rioverde, Rocafuerte, Vuelta Larga, San Vicente, Bocana de Ostiones y Paufí los visitantes pueden degustar platos como el cevicangre, arroz con mariscos, encocados y cebiches. A esa oferta se suman las nuevas conservas de banano y guayaba elaboradas por comuneros.
Este corredor gastronómico se fortalece con los emprendimientos de mujeres que exponen sus recetas en pequeñas casas de madera y hojas de rampira, que simulan antiguas construcciones.
Algunos de esos platillos tienen pescado, jaibas, cangrejo azul, gallina ahumada con zumo de coco y chiyangua, de las que siembran las mujeres.
Llegar a estos sitios es fácil. La mayoría de lugares está en la Ruta del Spondylus, por la vía Esmeraldas - Rioverde - San Lorenzo - Lita - Ibarra.
Rioverde es una de las paradas obligatorias para probar el tradicional cevicangre, el cevipulpa, siete mares o el plato conocido como ‘tres sin sacar’, que es un encocado de langostino, pulpo y pata de burro.
Uno de los emprendimientos íconos es Cevicangre, ubicado en la población de Vuelta Larga. Magaly Bautista, fundadora de ese proyecto, explica que después de 12 años de nutrir el paladar de muchos ya ofrecen otras alternativas.
En Vuelta Larga no solo se degustan más de 10 platos distintos hechos con mariscos. El lugar cuenta con un espacio con 16 hamacas frente al estuario del río Verde, desde donde se divisa el manglar.
Las emprendedoras cuentan con una cabaña con capacidad para ocho personas que se alquila en USD 35 y 15, solo para dos personas. El sitio también tiene una piscina.
En Cevicangre también se pueden contratar paseos por el río Verde y el mar, un recorrido que dura 40 minutos en medio del manglar. La travesía llega hasta la población de Santa Vicente, donde se vende el encoca’o de gallina ahumada.
El bote para los recorridos tiene una capacidad para 20 pasajeros y se cobra USD 2 por persona o USD 20 para grupos de turistas o familiares.
Durante el paseo fluvial, un guía se encarga de contar la historia de Rioverde, cuna de la independencia y asentamiento de la nacionalidad Chachi.
“Nosotros aportamos al turismo con nuestra cultura y saberes ancestrales”, dice Luis Pichota, habitante de Medianía, donde viven los chachis.
Esa nacionalidad también promociona sus atractivos naturales como cascadas y 1 000 hectáreas de bosque primario que mantienen bajo conservación. También elaboran diferentes artesanías con bejuco.
Para los turistas que gustan de la aventura pueden practicar kayak en 5 embarcaciones que fueron construidas por las emprendedoras y el
El alcalde del cantón, Joffre Quintero, explica que se trabaja para fortalecer el corredor turístico y gastronómico que incluirá un museo.