Las instructoras enseñan a los infantes cómo se baila la danza. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
El sonido del bombo y el zapateo de las tablas retumban en el salón cívico Tácito Ortiz, donde ensayan las estudiantes de danza y canto de la tradición afroesmeraldeña.
Los colores vivos de la vestimenta tradicional que lleva un grupo de niñas matizan el ambiente, mientras bailan la caderona, en el curso vacacional Danza y Canto Afro, que la Prefectura de Esmeraldas organiza todos los años durante el descanso escolar anual.
Durante ocho años, esa institución, por medio de su componente de cultura, trabaja en el rescate de la música afro con los niños de 5 a 15 años. Ellos aprenden a entonar instrumentos tradicionales, como la marimba y el bombo.
Este fortalecimiento es básico ante el surgimiento de nuevos ritmos que distraen a muchos niños, que conocen poco de su cultura, explica Eduardo Gracía, coordinador del curso vacacional de cultura.
En estos últimos tres años se ha puesto énfasis en el rescate de la tradición oral, porque son pocas las personas dedicadas al canto de arrullos y chigualos que aún se conservan en las cabeceras de los ríos del norte de Esmeraldas.
Lorena Coime es una de las alumnas de cantos tradicionales y ha empezado a dar sus primeros pasos en esta técnica y en marimba. Con el instrumento entona La Caderona y canta mientras golpea los tacos sobre las teclas de pambil.
Coime cree que con un poco más de esfuerzo puede llegar a cantar como Petita Palma, una de las grandes del canto esmeraldeño, quien también impulsa el rescate de su tradición. A los ensayos de marimba y canto asisten 90 niñas que fusionan la danza y el canto, con la ayuda de 10 instructores, quienes corrigen vocalización y ordenan el repaso de cada pieza musical con profesores de mayor experiencia.
Sonia España, vocalista de la agrupación África Negra, enseña canto ancestral a niñas de entre 8 y 15 años. Ellas mostraron interés en aprender a cantar historias de la tradición afroesmeraldeña.
El trabajo se fundamenta en el conocimiento de la historia de los afros y cómo fueron surgiendo esas canciones, que se han convertido en un patrimonio de la cultura esmeraldeña.
Desde hace ocho años África Negra, con el aval de la Prefectura de Esmeraldas, dicta cursos orientados al aprendizaje de la danza tradicional y la conservación de la oralidad, acompañada de bombo, cununo y marimba.
España, una de las cantoras reconocidas, se ha convertido en motivadora de las estudiantes: “Los jóvenes conocen el origen de las canciones y qué parte de la historia encierra cada una de ellas”.
Los maestros recuerdan a sus alumnos que Esmeraldas cuenta con una marimba que fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y es el instrumento que identifica a los esmeraldeños.
La antropóloga Cruz María Perea explica que la marimba constituye una manifestación cultural que implica saberes, conocimientos, técnicas, usos y prácticas (rituales, festivas, artísticas), que son parte del patrimonio.
Los niños aprenden sobre el origen de la marimba. Por ejemplo, que pudo haber venido de países como Nigeria, Ghana y Congo, donde se han utilizado teclados de similares características a los que se usan en Esmeraldas.
Entre los géneros de la tradición están caramba, bambuqueada, caramba cruzada, bambuco del pescador, agua larga, torbellino, chafiereña, andarele, la polca, guabaleña, canoíta, fabriciano, patacoré, mapalé y caderona.
La enseñanza parte de la observación de los maestros, quienes ejercitan una serie de movimientos hasta lograr la destreza de los niños; eso es lo que se hace en los cursos vacacionales con la ayuda de los instructores de la agrupación África Negra.