Valeriana Anaguarqui es una de los yachaks principales de su comunidad. Foto: Glenda Giacometti/El Comercio
Valeriana Anaguarqui empieza los rituales andinos cantando en kichwa. En sus canciones pide permiso a los elementos de la naturaleza para ingresar a un sitio sagrado e invita a los apus (espíritus) a presenciar la ceremonia.
Según Anaguarqui, este es un momento especial en todos los rituales de la etnia Puruhá, pues los cantos permiten a los seres humanos establecer conexiones y comunicación con la Pachamama; ella es una de las yachaks más reconocidas de Chimborazo.
Las canciones que se escuchan en las ceremonias se escogen de acuerdo con la temporada del año, la petición que se hará y la fiesta sagrada que se celebre. En los rituales también se recitan poesías y pensamientos dedicados al fuego, al viento, al agua y al aire.
“En tiempo de Inti Raymi, celebramos a todo elemento masculino, por eso le cantamos al Sol. En el Pawkar Raymi, celebramos la fertilidad, la abundancia y todo lo femenino, por eso le cantamos a la Allpamama”, dice Anaguarqui.
Las canciones se acompañan únicamente con el sonido de un tambor hecho con piel de borrego y según los yachaks, mientras más personas las canten al unísono, más apus llegarán al ritual.
Según la cosmovisión andina, el mensaje será transportado por el viento. Una de las canciones que se entonó en los rituales de Inti Raymi que se realizaron la semana pasada, hablaba de las bondades del sol y de cómo la vida es posible gracias al calor, la luz y la energía. Entre tanto, paralelamente, los poemas expresan el agradecimiento por esas mismas bondades.
Las canciones y las declamaciones se complementan en las ceremonias andinas. “Es una forma de reconocer y agradecer lo que tenemos. Estas expresiones artísticas contienen el pensamiento y filosofía de la gente indígena y se considera una herencia generacional”, cuenta Oswaldo Huilcapi, investigador andino.
Otro canto especial, que se entona al realizar una cosecha, se denomina jaway. Esta canción sirve para agradecer también a los animales, a los agricultores y a todos los elementos que hicieron posible la cosecha.
Mario Godoy, musicólogo riobambeño que investiga los cantos indígenas desde los años 80, cuenta que con la Reforma Agraria y la tecnificación de la cosecha, el canto empezó a desaparecer. “Había menos mingas, los indígenas empezaron a emigrar a las ciudades y el conocimiento de estos rituales se muere con los más ancianos”, dice Godoy.