Galindo Parra (izq.) explica a los turistas extranjeros sobre la cultura de los yumbos y los recorridos que realizaban en la región del Chocó Andino. Foto: Víctor Muñoz/ EL COMERCIO.
Los senderos utilizados por los yumbos hace 800 años, mientras realizaban el intercambio de productos entre las regiones de la Costa y la Sierra, encierran algunas historias y leyendas fantásticas de seres mitológicos. Ahora estas se aprovechan para el turismo.
Los culuncos -como se conoce a los caminos de los yumbos- se encuentran dentro de la Reserva de Biósfera del Chocó Andino. Uno de los mejores conservados está en la comunidad de Yunguilla. Este camino tiene tres rutas que conectan con la Reserva de Maquipucuna, en Nanegal.
El sendero más corto se llama Guantopungo y es ideal para quienes no tienen el hábito de caminar largas distancias. Otro es Tras las Huellas del Oso, un tramo que demanda cerca de cuatro horas de caminata. El último se denomina Yunguilla-Auca-Maquipucuna, en el cual la caminata puede tomar hasta siete horas a paso moderado.
Al iniciar el recorrido, Galindo Parra, vocero de la comunidad de Yunguilla, recomienda a los visitantes que pidan permiso antes de ingresar al culunco, debido a que muchos yumbos murieron y fueron enterrados cerca.
La unidad circular de Tulipe es utilizada por los yumbos para rituales ceremoniales. Foto: Víctor Muñoz/ EL COMERCIO.
Relata, además, la leyenda del Sacha Runa, hombre del bosque en kichwa: su cuerpo es de madera cubierto de musgo y en su cabeza luce un huicundo.
“Los primeros que ingresaron a talar el bosque para hacerlo carbón cuentan que lo han visto portando una chala (canasta) con caracoles en su interior. Él llegaba a las tulpas y colocaba su carga al carbón, la cocinaba, comía y luego se iba. Solo asustaba con su presencia”, señala Parra.
Al ingresar a los culuncos se puede observar cómo los senderos profundizaron su suelo tras varios procesos de erosión y lluvia. Hay sectores donde se desciende hasta cinco metros desde el nivel de la tierra.
Los turistas observan orquídeas en el bosque de nubes. Foto: Víctor Muñoz/ EL COMERCIO
Las paredes de los culuncos están cubiertas de musgo y líquenes, sin embargo, detrás de esa capa verde existe una malla natural tejida entre las raíces del suro -especie de bambú nativo-. Esta malla conserva al camino preinca, mientras la vegetación compuesta por orquídeas, bromelias, helechos arbóreos gigantes, cedros, entre otros, cubre el camino a manera de túnel.
Gregory Jiménez, guía educativo de Tulipe, agrega que en la Reserva de Biósfera del Chocó Andino existen 366 vestigios arqueológicos. “A esta cultura se la debe entender desde su simbología y comunicación”, recomienda.
Recorrer los culuncos yumbos en Yunguilla tiene un costo de entre USD 25 y 30.