El 18 de marzo de 1965 Aléxei Leónov (foto) fue el primer hombre en dar un paso hacia lo desconocido y se encontró cara a cara con el espacio ilimitado. Foto: EFE
Los cosmonautas rusos Oleg Kononenko y Aléxei Ovchinin, actualmente en la Estación Espacial Internacional (EEI), dedicarán este miércoles 29 de mayo del 2019 su caminata especial al primer hombre que salió al espacio exterior.
El 18 de marzo de 1965 Aléxei Leónov fue el primer hombre en “dar un paso hacia lo desconocido y se encontró cara a cara con el espacio ilimitado”, señaló la agencia rusa, Roscosmos, en un comunicado.
Leónov, que cumplirá a finales de mes 85 años, hizo la primera caminata espacial desde la Vosjod-2. Con su escafandra espacial estuvo fuera de la nave durante doce minutos y nueve segundos, unido a ella por una correa de 5,35 metros.
La caminata comenzó cuando la Vosjod-2 sobrevolaba el Mar Negro y Leonóv, “disparado como un corcho, comenzó a leonovizar“, término inventado a partir de su apellido y que describe el estado del hombre cuando se encuentra en el espacio exterior.
“Tras un intento de accionar la cámara fotográfica, comencé a girar como una peonza y, sin tener dónde agarrarme, di vueltas hasta que se retorcieron al tope los cables que me sujetaban a la nave”, recordó hace años Leónov a un semanario ruso.
Video: YouTube, cuenta: NASA
A partir de ahí continuaron los problemas, el peor de los cuales estuvo relacionado con un aumento de la presión en el traje espacial de Leónov, que aumentó considerablemente sus dimensiones.
Siguiendo las instrucciones, Leónov intentó entrar por la escotilla inicialmente con sus piernas hacia adelante, pero a la altura de los muslos se atascó debido a que el traje espacial se había hinchado.
La situación fue crítica: Leónov en el interior del traje no conseguía utilizar sus manos, las reservas de oxígeno alcanzaban apenas para media hora y quedaban cinco minutos para que la nave volara por la parte oscura de la Tierra, es decir, que permaneciera casi una hora en la más absoluta
“Sin consultar con nadie, reduje casi al doble la presión, las cosas más o menos volvieron a su sitio, agarré los extremos de la escotilla y entre de cabeza en la esclusa”, indicó Leónov.
Según relató, además los problemas también se sucedieron al regreso, porque no se cerró herméticamente la escotilla, no funcionó el sistema de defensa automático y los cosmonautas, al ejecutar el descenso con los mandos manuales, aterrizaron en un lugar muy apartado de la zona prevista.