Road Town, en Tórtoloa, en la islas Vírgenes Británicas fue afectada por el paso del huracán Irma. Foto: EFE
Los fenómenos naturales registrados este mes (tres huracanes y un terremoto) no solo dejaron pérdidas humanas y daños materiales. La simultaneidad de estos eventos despertó dudas. ¿Su simultaneidad y su potencia son evidencias del cambio climático?
Aunque los registros de estos eventos y su relación con una modificación del clima solo se tienen desde la década del 60, las diferentes teorías difundidas alrededor del mundo no se hicieron esperar. Mientras que para unos son solo procesos normales, para otros son una señal de que los desastres cada vez incrementarán y que la extinción del planeta está cerca.
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), los desastres naturales afectaron a más de 10 millones de personas en América Latina y el Caribe en el 2016. La cifra supera en un 10% a lo reportado el año previo. También, fue la temporada más activa de huracanes desde el 2012.
Luis Maisincho, docente investigador de la Universidad Amazónica Ikiam y del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), explica que el cambio climático ha provocado un aumento en la potencia de los huracanes desde 1960, pero esto no incide en su frecuencia.
Estos fenómenos naturales se forman por factores como la temperatura de los océanos, la humedad del aire y la velocidad y capacidad de giro del viento. Si se incrementa la temperatura de los mares, dice Maisincho, se va a impulsar la fuerza de los huracanes, como está ocurriendo.
Según el investigador del Inamhi, hay evidencia de que estos fenómenos naturales cada vez están alcanzando latitudes más altas debido a un calentamiento del planeta. Otro punto que llama la atención es la formación de los tres huracanes de esas características al mismo tiempo, ya que es algo que no había ocurrido antes.
Fernando Mato, científico e investigador Prometeo en la Escuela Politécnica del Ejército (Espe), considera que el planeta está atravesando “un período de transición, de ajuste hacia un cambio de tendencia”. Mato explica que todo tiene relación en la Tierra. Los huracanes se forman en el océano Atlántico, pero esto influye en el comportamiento del Pacífico.
El fenómeno de El Niño, por ejemplo, tiende a fortalecer los ciclones tropicales en la parte del Pacífico y debilita a los del Atlántico. En este tiempo se ha tenido una ausencia de un evento extraordinario de El Niño, similar a lo que ocurrió en el 2005. En ese año, este fenómeno no fue muy fuerte y los huracanes, al igual que en esta ocasión, se destacaron por su potencia.
Alexandra Alvarado, directora del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, dice que con los terremotos ocurre algo distinto. No se puede relacionar a los sismos con el cambio climático, ya que los primeros se originan en el interior de la Tierra, mientras que el segundo es un proceso que se da a nivel de la atmósfera.
Otros eventos como la caída de nieve en zonas donde no era habitual o la prolongación de los inviernos, para Mato, son una muestra del cambio climático, que además cuestionan la teoría de un calentamiento global. Según el científico, hay que diferenciar ambos conceptos. El aumento de la temperatura global del planeta “cada vez se sostiene menos”. Los cambios en el clima evidencian que se podría estar entrando en una pequeña glaciación.
Theofilos Toulkeridis, geólogo y docente investigador de la Espe, coincide con esta teoría y defiende que el cambio climático es un proceso natural. Para Toulkeridis, aunque hay avances de la ciencia, no se puede hacer predicciones. En lo que sí está seguro es en que no habrá fenómeno de El Niño en el corto plazo. Publicará un modelo que desarrolló junto a Mato para predecir el comportamiento de estos eventos.