El restaurante La Culata, punto de encuentro de artistas y escritores, organiza el Festival de la calle Córdova donde participarán grupos de danzas costeñas y de folclor afroecuatoriano. Foto: Wladimir Torres / EL COMERCIO
La picantería La Culata, un punto de encuentro de escritores, artistas plásticos, fotógrafos y gestores culturales, en el centro de Guayaquil, organiza en el reverso del Guayaquil oficial (tres calles atrás del Malecón) una feria de celebración por los 481 años de Fundación de la ciudad.
El restaurante, ubicado en la calle Córdova, entre Mendiburo y Thomás Martínez, organiza en esa cuadra su primera feria intercultural y gastronómica este domingo 24 de julio, de 10:00 a 18:00.
El Festival de la calle Córdova arrancará con la presentación del grupo de danzas folclórica Retrovador y hasta las 13:00 prevé la presentación de grupos de bailes costeños como Folcosta, Nuevos horizontes y el Ballet Antorcha. También actuarán grupos de marimba como Afromestizo Candente, Orisha y Tierra Negra Internacional.
En la tarde están previstas presentaciones de géneros como salsa y rockola en la tarima del festival, que contará además con 20 stand de comida criolla y la participación de los negocios vecinos.
“En otros años nos ha pasado que nos vemos desbordados de clientes que vienen a celebrar las fiestas con nosotros, por lo que estos años solicitamos los permisos para tomarnos la cuadra”, indicó Miriam Herrera, copropietaria de La Culata, organizadora del festiva junto a Freddy Girón, su esposo y socio.
La rústica picantería se inició como el bar Guayaquil de La Culata y hace cuatro años se convirtió en un restaurante que alberga por temporadas recitales de poesía y presentaciones musicales, imprimiéndole un nuevo aire a un sector deprimido del centro. A inicios de este año abrió otro local en la acera del frente del negocio original, para atender a una clientela entre la que se cuentan también a extranjeros.
La relación con el mundo cultural viene del trabajo de los dueños en lugares con esa tradición como el desaparecido bar El Gran Cacao y el café Barricaña, en otros extremo del centro, regentado durante muchos años por el fallecido actor Enrique Ponce -que ahora es administrado por su familia-.
El festival plantea también el rescate de juegos tradicionales e incluirá además venta de libros, exhibición de pinturas, y body paint.