El café de Galápagos impulsa rutas turísticas en el archipiélago

Rutas turísticas que recorren los procesos de siembra, secado, tostado y molido del grano, son la nueva apuesta del archipiélago. Foto: cortesía.


Un tesoro escondido, pero lleno de aroma y sabor, posee la región insular en el café de Galápagos. Este es uno de los atractivos gastronómicos emergentes que se complementa con los circuitos turísticos de flora y fauna endémica dentro del archipiélago.
En la actualidad, las islas de San Cristóbal y Santa Cruz son las principales productoras cafeteras, aunque el cultivo de este grano tiene una historia de 140 años. Manuel J. Cobos -uno de los primeros colonizadores de San Cristóbal- desde su llegada al archipiélago, en 1879, dedicó gran parte de su permanencia al cultivo de caña de azúcar y café.
Cobos, quien por aquellos años ostentaba la fama de ser el ‘dueño de San Cristóbal’, importó las semillas de Borbón Arábica de las colonias francesas del Caribe porque tenían las características más cercanas a su idea de saborear un buen café. Sin embargo, tras la muerte de Cobos, en 1914, las plantaciones de café que crecieron en alturas comprendidas entre los 300 y 500 msnm, quedaron abandonadas.
Pero, ¿qué le hace especial a esta variedad de café? Según los especialistas consultados, la sutil influencia de la corriente fría de Humboldt en las plantaciones es una característica que permite que los cafetales del archipiélago estén en medio de un microclima similar al que se obtiene a
1 200 metros sobre el nivel del mar (msnm(.
El suelo volcánico fértil, las condiciones geográficas insulares y las características gustativas propias del café de Galápagos lo diferencian como un grano de alta calidad.
El café originario de las islas presenta una acidez muy marcada, acompañada de una leve sensación amarga. Su aroma es permanente, aunque tiene matices cenizos y de tierra que se complementan con cierta influencia frutal. El café de las zonas más bajas, en cambio, tiene una influencia de sabores vegetales que dejan en el paladar una sensación a bosques húmedos.
En cataciones internacionales, el café galapagueño ha alcanzado una calificación en taza de 85/100, convirtiéndose en un café de especialidad. Su relevancia se da por su sabor, cuerpo, acidez y aroma.
En Santa Cruz, el Ministerio de Turismo (Mintur) impulsa una propuesta que en su primera fase vincula a cuatro fincas productoras de café con potencial agroturístico. A través del turismo vivencial, esta actividad agrícola busca aventurar a los visitantes en un proceso de descubrimiento del sabor y aroma. Esta oferta está vigente desde inicios de julio del 2019 y contribuye a innovar el turismo en las islas.
En el restaurante Villa Luna, administrado por Joffre Rogel, los visitantes pueden tostar, moler y saborear el café en todos sus procesos. “Buscamos que los turistas conozcan de cerca el trabajo cuidadoso y la historia que hay detrás de este café de especialidad”, reconoce.
Romer Ochoa, productor cafetero del sector El Camote, posee plantaciones en las variedades Catimor, Caturra y Típica. Él complementa sus recorridos del café con cabalgatas y rutas de observación de aves de corral.

Proceso artesanal de tostado del grano de café en una finca galapagueña. Foto: cortesía.
Un estudio de la organización medioambiental Conservación Internacional -con base en la labor desplegada en las fincas de la parte alta de la isla Santa Cruz- recomienda al Café de Conservación como un proyecto de protección de los paisajes agroforestales, al incorporar diferentes árboles y arbustos nativos para proveer de sombra al cafetal orgánico. “Así se desarrolla una cobertura amigable que mantiene la biodiversidad, humedad y salud del suelo”, concluyen.
El café del archipiélago está considerado como uno de los mejores en el mundo. Desde el 2015 posee la denominación de origen como Café de Galápagos, con lo cual se protege la comercialización del grano, ya sea en pergamino, tostado o molido.
Según la Dirección Provincial Agropecuaria de Galápagos, 135 agricultores en las islas se dedican en la actualidad al cultivo del café en aproximadamente 678 hectáreas. Se cultiva en las variedades de Sarchimor, Catimor, Típica, Villalobos, San Salvador, Catuai, Borbón y Caturra.