Cacha conserva su memoria histórica

Dirigentes de Cacha conservan un retrato del líder Fernando Daquilema. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO.

Dirigentes de Cacha conservan un retrato del líder Fernando Daquilema. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO.

Dirigentes de Cacha conservan un retrato del líder Fernando Daquilema. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO.

Los niños y adultos que viven en San Miguel de Quera, una pequeña comunidad de Cacha, situada a 30 minutos de Riobamba, conocen quién fue Fernando Daquilema. Después de 147 años aún hablan con asombro de su hazaña.

Él protagonizó el primer levantamiento indígena en contra de los colonos y hacendados en 1 871. Tras el revuelo que causó en las comunidades indígenas, fue asesinado.

“Él fue el primero en reclamar los derechos de la gente indígena. Antes éramos esclavos, obligados a trabajar en obras públicas y haciendas sin recibir ninguna paga”, dice Manuel Tiupul, comunero de San Miguel de Quera.

Las historias sobre la lucha de ese joven se preservaron por tradición oral y se han transmitido de generación en generación. Actualmente, la dirigencia cuenta con documentos históricos y una Investigación del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC). Incluso, se encontró entre los archivos históricos una fotografía que le puso un rostro a la historia de Cacha.

“Es muy importante para nosotros tener un espacio para recordar a Daquilema. Hace unos años teníamos miedo de que su memoria se pierda porque la migración dispersó a casi el 70% de nuestra comunidad”, dice Lorenzo Morocho, vicepresidente de la comuna.

Con la construcción de la efigie y la plaza para ceremonias rituales, la gente espera atraer al turismo y asegurar la perpetuidad de la comunidad. Antes, allí vivían 350 familias, pero hoy sólo quedan 54.

En otras comunidades de la parroquia, como Cacha Chuyug, también hay iniciativas turísticas relacionadas con la historia. Allí se levanta un mirador desde donde se puede ver a la ciudad, un sitio ideal para recordar el pasado.

Es que la historia guerrera de Cacha se inició mucho antes de Daquilema, cuenta Tiupul. “Esta es cuna de guerreros, de realeza. Este fue un palacio Puruhá”, dice entusiasta.

Allí vivió la dinastía Duchicela, reyes y gobernantes de la nación Puruhá desde antes de la llegada de los Caras–Shyris. Además, es el lugar de nacimiento del padre y de la última reina de Quito, Paccha.

Ese fragmento de la historia también se inmortalizó en una efigie que adorna la Plaza Central de la cabecera parroquial. Allí también se colocó una placa que recuerda la herencia real de los habitantes.

Esa es la primera parada en el recorrido turístico que se ofrece en el Centro de Turismo Comunitario Pucara Tambo. Allí también hay un museo.
“Recordar nuestro pasado se ha vuelto vital en los últimos años. Nuestra historia y nuestra herencia es el principal producto turístico”, cuenta Segundo Sucuy, administrador del emprendimiento.

El Centro está ubicado en el cerro más alto de la comunidad y antes funcionaba como un centro de convocatoria. Allí hay una vista privilegiada de los nevados y la cordillera.

“Hoy, por el paisaje, es un sitio estratégico para el turismo, pero para los Duchicelas, también fue un sitio estratégico para la guerra”, explica Sucuy a un grupo de visitantes.

Cacha está ubicada a cinco kilómetros de Liribamba, la ciudad administrativa de la nación Puruhá y por estar en una zona alta es un sitio ideal para la defensa.

“Esperamos que al difundir nuestra historia los turistas vengan y los jóvenes se empoderen para que las comunidades no desaparezcan”, dice Lorenzo Morocho.

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