En este 2021, el Centro de Arte Contemporáneo (CAC), en Quito, cumplió 10 años. Durante esta década, en el edificio donde funcionaba el ex Hospital Militar, se han montado 108 exposiciones de artistas nacionales e internacionales, cuyo trabajo se ha convertido en una ventana para conocer la diversidad de las prácticas artísticas contemporáneas.
La primera exposición en el CAC, como parte de la Fundación Museos de la Ciudad, fue ‘Pasaje al futuro’, una muestra colectiva de artistas japoneses en la que se exhibieron pinturas, esculturas, instalaciones, fotografías y videos. Ese año también se inauguraron ‘Todo x 1 Yorch’, ‘Blomberg Quiteño’ y ‘El D_efecto Barroco’.
Entre las decenas de exposiciones que se sumaron, durante los siguientes años, destacan las dedicadas a los finalistas del Premio Brasil y las antológicas de los ganadores del Premio Mariano Aguilera a la Trayectoria, entre ellas la de Pablo Cardoso, Pablo Barriga y el colectivo La Artefactoría.
En estos 10 años, las prácticas artísticas contemporáneas que se han realizado en el CAC también han convivido con la mediación comunitaria -se ha establecido una relación cercana con los vecinos del barrio de San Juan-, las ferias de libro, el cine, la danza y el teatro.
Para Eduardo Carrera, actual coordinador de este espacio, el CAC no solo se ha convertido en un lugar para exhibir arte contemporáneo, sino también en un sitio que ha generado otras narrativas sobre la ciudad. “Además de acceder a este tipo de arte, puedes sentirte seguro, con espacios Lgbti, el huerto, las sesiones de compostaje y el vínculo con las ecologías. Es un espacio que te genera conexiones con otras formas de existencia”.
A criterio de Belén Santillán, excoordinadora del CAC, la primera década de existencia de esta institución también ha servido para dinamizar el sector cultural del país, a través de la promoción, difusión e investigación de las prácticas artísticas contemporáneas. Asimismo, resalta el trabajo que se ha realizado en educación y en mediación comunitaria.
A pesar del aniversario, este es el primer año en que el programa expositivo del CAC no tiene financiamiento municipal; esto ha significado un reto para la gestión de la institución. A pesar de la crisis, se han levantado, aproximadamente, USD 70 000 para la programación expositiva. “Es un presupuesto menor al que se ha manejado en años anteriores, pero el más alto en autogestión”, dice Carrera.
Como parte de este trabajo de autogestión, el CAC ha recibió un fondo a través de la Mellon Foundation y la Universidad de Pensilvania (Upenn) para realizar una propuesta curatorial dentro del proyecto ‘Despojo en las Américas: la extracción de cuerpos, tierras y patrimonio desde La Conquista hasta el presente’. Esta exposición se inaugurará en octubre con artistas contemporáneos del Caribe, los Andes y artistas migrantes de Asia y América Latina.
También está colaborando con la Universidad San Francisco, institución con la que organizará la primera edición de la Bienal Universitaria de Arte Multimedial (BUAM).El pasado 23 de julio, en conjunto con el curador Rodolfo Andaur, se inauguraron dos exhibiciones: ‘En qué oleaje verde extraviaron sus pálidos huesos’, de Verónica Qüense y el escritor Pedro Lemebel, e ‘Hidropoéticas’, del Colectivo Ultimaesperanza.
El CAC también será parte de las IV Jornadas Internacionales de Historia del Arte y la Arquitectura Ocio y Negocio: el hotel de posguerra en las Américas 1945-1990. A propósito de estas, en septiembre se inaugurará la exposición ‘Al Son del Ocio: Hoteles Modernos, Ciudad y Arte’ curada por Andrés Núñez.