Bueyes reciben ofrendas, este jueves 9 de mayo del 2019, durante la Ceremonia Real del Arado en Sanam Luang en Bangkok (Tailandia). Foto: EFE
Tailandia disfrutará este 2019 de una buena cosecha de arroz y suficiente lluvia de acuerdo con el augurio de un antiguo ritual hindú con bueyes sagrados que despierta tanta fe entusiasta como escepticismo irreverente.
La conocida como Ceremonia del Arado Real, que se celebra todos los años antes de la siembra para pronosticar la producción y la cantidad de las precipitaciones, estuvo presidida por el rey Vajiralongkorn, coronado el pasado sábado 11 de mayo del 2019 , y la reina Suthida.
Encabezados por sacerdotes brahmánicos vestidos de blanco y al son de hipnótica música tradicional tailandesa, dos bueyes albinos arrastraron un arado en una parcela de tierra en la plaza de Sanam Luang, cerca del Gran Palacio Real.
El secretario permanente del Ministerio de Agricultura, Anan Suwannrat, que oficiaba de maestro de ceremonias o “señor de la cosecha”, iba tirando semillas de arroz emulando la siembra antes del monzón.
Después los bueyes fueron obsequiados con siete cuencos con arroz, heno, agua, maíz, sésamo, soja y licor y eligieron comer de los tres primeros, lo que llevó a los sacerdotes a pronosticar buenas cosechas, abundancia de comida y lluvia suficiente.
Antes, Anan, que iba vestido con una bata con dorados y un gorro en forma de cono, escogió al azar de entre tres tipos de telas la que vaticina también una producción óptima de arroz y precipitaciones moderadas.
Ciudadanos tailandeses recogen el arroz esparcido el jueves 9 de mayo del 2019 durante la Ceremonia Real del Arado en Sanam Luang en Bangkok (Tailandia) donde se mantiene la creencia de que los bueyes sagrados predicen buena cosecha. Foto: EFE
Poco antes de la clausura, los sacerdotes soplaron unas caracolas mientras retiraban las estatuas de deidades hindúes, incluido el dios-elefante Ganesha y Laksmi, la diosa de la prosperidad y consorte de Vishnu.
El ritual fue seguido bajo carpas por funcionarios y miembros del Gobierno, mientras que el público tuvo que conformarse con vislumbrar la ceremonia tras unas vallas desde la lejanía y solo al final se le permitió entrar en el recinto para recoger semillas de arroz, macetas de flores y hasta bananos para la buena suerte.
“Es la primera vez que vengo y he encontrado algunas semillas. Me siento orgulloso”, indicó a EFE Khanathip Aemsurin, un tailandés de 41 años de Chantaburi, una provincia en el este del país.
El tailandés, que trabaja como empleado en una huerta de frutas, aseveró que los granos de arroz los guardará como recuerdo y espera que le traigan un buen augurio en su vida.
Otra asistente, Benjamart Koonmee, que llevaba un banano de unos dos metros, afirmó que las plantas en el entorno del ritual dan buena suerte y que el plátano simboliza una vida fácil, sin obstáculos.
Explicó además que esta planta, además de producir plátanos, es muy útil, ya que las hojas sirven para envolver dulces, el tronco para fabricar adornos para bodas o festivales y las flores también se comen.
En las redes sociales también había usuarios que criticaban o hacían comentarios irónicos sobre la ceremonia.
“El día del arado es lo que mejor representa la credulidad en Tailandia. Cómo es posible predecir la economía interpretando lo que comen los bueyes?”, apostilló Sharpgrib en Twitter.
Otro usuario criticaba en un tuit que los “resultados” son siempre positivos en el ritual, ya que las variantes oscilan principalmente entre lluvias y cosechas moderadas o buenas.
Un mensaje en la red social sugería sarcásticamente que los bueyes deberían comerse a la junta militar y la comisión electoral, en referencia a los resultados electorales presentados esta semana tras un polémico recuento de los votos en los comicios de marzo.
Un meme mostraba una foto de uno de los bueyes como si se tratase de un juez de una competición culinaria diciendo: “No voy a comerme esto“.
La Ceremonia del Arado Real refleja la importancia de la agricultura como sector económico y el influjo hindú en Tailandia que normalmente va unido al budismo, la religión mayoritaria.
El investigador de la Universidad de Thammasat en Bangkok, Asa Kumpha, explicó a Efe que el origen de este ritual nació en India y luego se extendió por el Sudeste Asiático, donde actualmente también se celebra en Camboya.
En Tailandia, la ceremonia dejó de celebrarse bajo el reinado de Chulalongkorn (1853-1910) y fue reinstaurada por el rey Bhumibol Adulyadej en los años 1950, mientras que en Birmania (Myanmar) fue abolida tras la caída de la monarquía en 1885.