El Gobierno brasileño criticó hoy (23 de diciembre de 2016) el carácter “invasor” de unas fotografías publicadas esta semana en diferentes medios de comunicación del mundo de una comunidad que vive aislada en la Amazonía y sin contacto hasta ahora con el mundo exterior.
“El reportaje demuestra una total falta de respeto a los pueblos indígenas que viven aislados al exponer públicamente indios que se mantienen aislados por voluntad propia”, aseguró la gubernamental Fundación Nacional del Indio (Funai) en un inusual y duro comunicado de condena.
Las imágenes fueron tomadas por el fotógrafo brasileño Ricardo Stuckert desde un helicóptero y muestran partes de la aldea y hasta detalles de las vestimentas y los peinados de una comunidad que vive aislada en una zona selvática en el estado amazónico de Acre próxima a la frontera entre Brasil y Perú.
Las fotografías supuestamente fueron tomadas por casualidad cuando el helicóptero en que Stuckert viajaba tuvo que desviarse de su ruta por mal tiempo y fueron publicadas inicialmente por la revista National Geographic en un reportaje sobre los indígenas aislados en la Amazonía.
En algunas de las imágenes los miembros de la comunidad muestran rostros de pavor por la aproximación del helicóptero y le apuntan con sus flechas.
“El contenido invasor del sobrevuelo y, consecuentemente, de las fotografías puede ser percibido en el semblante de terror de los indios y en la postura de ataque al empuñar arcos y flechas contra la aeronave, como lo registra el propio reportaje“, advierte la Funai.
Para el órgano de protección de los indígenas, “los efectos de una violencia simbólica de ese nivel no se pueden medir social ni culturalmente”.
La Funai rechazó los argumentos según los cuales un reportaje sobre los indios aislados puede contribuir para proteger estas comunidades y considera que sólo “atiende los intereses de venta de noticias sensacionalistas”.
Según el organismo, el reportaje no respeta las estrategias de protección territorial y es omiso en cuanto a los derechos de las poblaciones indígenas.
“Una prueba de eso es el hecho de que el trabajo fue realizado sin cumplir los trámites necesarios para el acceso a reservas indígenas, sin que hubiese autorización de ingreso y sin respetar el derecho de imagen, lo que configura violación a los derechos fundamentales preconizados en la Convención 169 de la Organización Internacional del Trabajo“, asegura la Funai.
El organismo advirtió que adoptará las medidas legales necesarias para responsabilizar a los autores del reportaje, así como para resguardar a los afectados, con base en los mecanismos de protección a los pueblos aislados previstos en la legislación indigenista brasileña.
El indigenista José Meirelles, que acompañaba a Stuckert en el sobrevuelo y ha sido citado en varios reportajes sobre el asunto, reconoció que las autoridades brasileñas tienen conocimiento desde 1989 de la comunidad aislada encontrada en el estado de Acre pero que hasta ahora no habían publicitado nada para no poner en riesgo su seguridad.
Stucker, que fue el fotógrafo oficial de la Presidencia brasileña durante los dos mandatos de Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que viajaba en helicóptero hacia una aldea en Acre para tomar fotografías para un libro sobre comunidades indígenas cuando, por un supuesto desvío de la aeronave por problemas meteorológicos, divisó la comunidad.
Agregó que en un sobrevuelo de unos siete minutos y a una altura prudente fue posible apreciar las viviendas y unos pequeños cultivos de algodón y yuca, y afirmó que los detalles de las imágenes sólo fueron posibles gracias a que contaba con una lente de 800 milímetros.
Según Meirelles, los detalles de las fotografías mostraron los hábitos específicos de esa comunidad, como los hombres andando desnudos y tan solo cubiertos con una cáscara de árbol en la cintura a la que amarran los genitales y las mujeres usando prendas de algodón teñido, lo que demuestran que saben tejer.
El especialista igualmente destacó aspectos específicos de la comunidad descubierta, como su altura mayor con respecto a la de otras etnias de la Amazonía y cortes de cabello diferentes, ya que algunos dejaban calva parte de la cabeza.
La Funai, que cuenta con un organismo especial para los indios aislados y de reciente contacto, tiene indicios de la existencia de al menos 107 de estas comunidades en la Amazonía pero la política brasileña no permite su acercamiento.