Bolívar: Los indígenas unifican predios

Rodrigo Chontasi muestra los pajonales recuperados en la comuna de Catahua.

Rodrigo Chontasi muestra los pajonales recuperados en la comuna de Catahua.

Rodrigo Chontasi muestra los pajonales recuperados en la comuna de Catahua. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

La unificación de terrenos de siete comunidades de la parroquia Simiatug, en Guaranda, es resguarda sigilosamente por los indígenas.

El pacto permitió conservar 2 500 hectáreas de páramo, bosques de yagual, pajonales y reservas de agua con las que contaba estas zonas, ubicadas al noroccidente de la provincia de Bolívar.

El convenio para unificar los terrenos comunales fue en el 2007, y once años más tarde los indígenas continúan plantando árboles nativos. El propósito es aumentar los caudales de agua para el consumo humano, los animales y el riego.

Otra de las acciones que emprendieron los dirigentes es la tala de los bosques de pino en las zonas medias y bajas de las comunidades. Estos árboles son los “responsables” de desertificar el suelo y absorber grandes cantidades de agua.

Según Julio César Sigcha, representante de la Comunidad Cutahua, si no se eliminan los pinos, las familias podrían enfrentar la falta del líquido vital en un futuro. Una de las opciones es que vendan la madera. El dinero recaudado les permitirá adquirir alimentos para su familia y plantas nativas.

“Estamos trabajando con las familias sobre este tema. Les explicamos los beneficios de talar estos árboles pero hay familias que se resisten”, dice.

El dirigente indicó que otras dos resoluciones en la comunidad es evitar las quemas de los pajonales y continuar reduciendo la carga animal. Las medidas adoptadas son porque las comunas no cuentan con un cerro o un glaciar que les provea del líquido vital.

“El agua de los deshielos del volcán Chimborazo no llega a nuestro sector. Los técnicos de varias instituciones nos mostraron las desventajas que tenemos con otras comunas”, aseguró Sigcha.

Los técnicos del Instituto de Ecología y Desarrollo de las Comunidades Andinas (Iedeca) fueron los encargados de explicarles su ubicación y el porqué deben conservar sus páranos. Iedeca y otras cinco instituciones públicas y privadas llevaron adelante los procesos de conservación y recuperación del páramo.

Las comunidades de Cocha Colorado, El Tingo, Cruz de Ventanas, Pímbalo, Cutahua, Boliche y Guerrero lograron ser parte del Programa Alianzas para el Desarrollo de Bolívar. La fundación, con el apoyo de España, logró una ayuda económica de USD 500 000.

El dinero fue utilizado en los programas sobre pàramos, riego y recursos naturales; sistemas de producción agropecuaria, transformación de microempresas y estructuras financieras locales. Además de visitas a la comunidad de Yatzaputzan, en Ambato, que fue la primera en iniciar el proceso de recuperación en 1999.

En Yatzaputzan, las 34 familias tuvieron que abandonar el páramo donde vivían y cuidaban sus ovejas, caballos y ganado bravo. Las pezuñas de estos animales destruyeron los ­musgos, almohadillas y toda planta nativa que almacenaba y retenía agua.

“Se lograron resultados con estos proyectos que llevan adelante los indígenas. Entre sus logros esta el riego tecnificado, que se aplica en potreros de la zona”, indicó Rodrigo Chontasi, técnico de Iedeca.

Al arribar a la comunidad de Catahua se observa grandes extensiones de pastizales de la zona. A pesar de ser una zona desértica, con el riego tecnificado tienen sus pastos verdes.

Raúl Punina, dirigente de Catahua, explica que antes de ser parte del proyecto 20 familias tenían agua y otras 30 no. Los comuneros tenían que coger a escondidas el agua, y esto provocaba enfrentamientos.

“Fueron tiempos difíciles pero con el proyecto se logró llegar a los acuerdos de conservación”, indicó Punina.

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