José Narváez y Mayra Shiguango trabajan en la restauración de un bosque semi talado en Mushullakta. Foto: cortesía maría José iturralde
Las personas o empresas que busquen aportar al cuidado del ambiente ahora pueden hacerlo a través de la compra de biocréditos. La iniciativa Humans for Abundance o Humanos por la abundancia promueve este sistema para lograr la restauración de bosques en comunidades amazónicas.
María José Iturralde, gerenta General de Humans for Abundance, explica que este es un emprendimiento social que tiene como misión impulsar la regeneración de ecosistemas y el aumento de la biodiversidad en estas zonas. Esto se ha convertido en una plataforma para conectar a restauradores con los proveedores del servicio.
El término restauradores hace referencia a las personas u organizaciones que no pueden estar en contacto directo con la naturaleza, pero que quieren colaborar de alguna forma y rescatar los recursos que se están perdiendo. Por otro lado, los proveedores, en este caso, son comunidades que antes necesitaban talar los bosques para poder tener ingresos económicos. También realizaban otras actividades perjudiciales para el ambiente como agricultura y ganadería tradicional.
Iturralde explica que la idea es que los restauradores inviertan la cantidad que deseen de dinero en biocréditos. Estos son entregados a las comunidades para que empiecen a sembrar especies que antes se ubicaban en estas zonas y así puedan regenerar sus fincas.
Actualmente, están trabajando con la comunidad de Mushullakta, ubicada en las cercanías de la reserva ecológica Sumaco-Napo-Galeras, en Napo. Los pioneros en este proceso han sido José Narváez y Mayra Shiguango. Esta es una pareja perteneciente a la comunidad kichwa que ha abandonado las prácticas agrícolas tradicionales y ahora está sembrando árboles nativos en su espacio.
Narváez y Shiguango están dedicados a la restauración de nueve hectáreas de terreno y están rehabilitando los humedales que se han ido perdiendo en los últimos años debido a la deforestación y a los sembríos de naranjilla y guayusa.
Iturralde aclara que este no es un proceso de reforestación, sino de regeneración del ecosistema. La idea es que las especies que se encontraban en esta zona en el pasado, ahora puedan volver a habitarlo.
Narváez y Shiguango esperan ser un ejemplo para otras familias. Para avanzar en este proceso, fueron apoyados por una organización que compró un paquete de seis meses de restauración ecológica.
Otras de las prácticas que se están implementando en esta comunidad son el uso de productos orgánicos en los cultivos y la eliminación de químicos en sus chacras. Iturralde cuenta que estas personas están recibiendo capacitaciones en temas relacionados a la agroforestería y permacultura. Estos talleres son financiados también por restauradores que compran los bioservicios.
Cada mes, el equipo de Humans for Abundance visita a la comunidad para realizar un seguimiento, dar más capacitaciones y evidenciar el progreso de la restauración. Para este trabajo, han recibido la asesoría de biólogos y especialistas en estos temas.
Iturralde explica que una vez que completen el trabajo con Narváez y Shiguango, empezarán el proceso con otra familia. Hasta el momento, tienen a cuatro interesadas en la lista de espera. Además, buscan que cada vez se unan más restauradores a la iniciativa.
“Buscamos personas comprometidas con el ambiente, que quieran que los bosques revivan”, dice Iturralde. Desde que creó este proyecto, junto con Esteban Matheus y Malcolm Gore, su objetivo ha sido buscar formas para que las personas ayuden de alguna manera al cuidado de los ecosistemas y puedan cambiar la conciencia ambiental.