El horario de atención de este lugar es de 09:00 a 17:00 de lunes a viernes, mientras que el sábado y domingo está cerrada. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO
Ubicada en las av. 6 de Diciembre y Patria, en el centro norte de Quito, la Casa de la Cultura Ecuatoriana acoge en su biblioteca a múltiples usuarios, entre ellos el público universitario.
La sala de lectura de este sitio es la preferida para el estudio y por las tardes este lugar concentra a estudiantes de distintas universidades y también de colegios, aunque en menor medida. El horario de atención de este lugar es de 09:00 a 17:00 de lunes a viernes, mientras que el sábado y domingo no hay atención.
Ninguno de los servicios de la biblioteca tiene costo y para su ingreso solo se debe dejar la maleta, mochila o cartera en un espacio destinado para esto y custodiado por un guardia de seguridad. Además, en esta primera parada se entrega una ficha donde debe detallar el servicio que se requiere.
En la biblioteca hay una sala de computadoras para la consulta en Internet. Para este servicio se debe llenar la ficha. Además, se ha dispuesto como máximo tiempo por turno de una hora y 30 minutos.
Carla López, estudiante universitaria, a su salida de la biblioteca dijo que una de las ventajas que encuentra en este espacio es el silencio, que le permite concentrarse al momento de estudiar.
Omar Rivadeneira, de 64 años y 22 de trabajo en la biblioteca, explicó que este espacio acoge no solo al estudiante sino también al investigador nacional y extranjero.
Rivadeneira detalló que el espacio está distribuido de manera tal que en una sala se puede consultar libros de autores ecuatorianos y en otro material bibliográfico de otros países. Hay otro espacio para los periódicos que Rivadeneira detalló datan desde 1846.
En la biblioteca también existe un espacio de consulta de libros antiguos, que se denomina el Fondo Antiguo, donde hay libros desde 1494, detalló Rivadeneira. Además, una sala de consulta con 10 computadoras para personas con discapacidad visual.
A las 16:45, los trabajadores de la biblioteca anuncian el cierre de la misma. Las personas cierran los libros y cuadernos y empiezan a salir.
Álex Santos, de 23 años y estudiante universitario, dijo que gusta de este espacio porque no hay tanta gente que habla o conversa y se puede estudiar con más calma.