Un beso pasional puede contrarrestar el estrés. Los virus se transmiten en la saliva. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.
¿Qué siente usted cuando recibe un beso? ¿Alegría, deseo, pasión? La ciencia tiene una explicación propia. Eso que se experimenta comienza en el hipotálamo y se extiende a otras glándulas, generando dopamina: la sustancia de la felicidad. También conocida entre las parejas como enamoramiento.
Giovanna Valdivieso, de 31 años, lo sintió cuando besó por primera vez a David Guzmán, su actual esposo. De eso ya hace seis años y medio. Pero lo reviven cada San Valentín, como hoy.
Ocurre en esos besos apasionados, dice Ricardo Morla, miembro de la Asociación Ecuatoriana de Psiquiatría. En aquellos que se dan en la etapa de enamoramiento, que tienen siempre un aderezo extra de pasión.
Luego -conforme pasa el tiempo y se da la convivencia-
la relación suele enfriarse, así como los besos. Es algo natural que en muchos casos suele reactivarse con otro tipo de besos.
Los que se comparten entre una pareja de padres primerizos.
Valdivieso estaba en la sala de partos, en Quito, cuando experimentó ese beso.
Fue segundos después de que naciera Violeta, su primera y única hija. “Las sensaciones esa vez fueron diferentes. Para mí ese beso fue la reafirmación del compromiso de estar juntos. Con ese beso sentí mucha protección”.
Esa sensación también tiene una explicación científica. Cuando alguien recibe un beso, el cerebro libera una sustancia conocida como oxitocina. Es la que permite a las personas liberarse del estrés, relajarse, sentirse amado.
Por eso, cuando ocurre lo contrario, el efecto también puede ser nocivo. El homeópata Edgardo Ruiz lo explica. Si una persona quiere un beso y no lo consigue, secreta adrenalina, lo que puede originar un estado de estrés.
Cuando el beso es correspondido puede convertirse en terapéutico para tratar males psíquicos y físicos.
Lo que no significa que el beso en sí sea beneficioso. Dependerá de la situación, de la pareja y también de su estado de salud. Si no se conoce a la persona con la que se comparte un beso puede acarrear enfermedades que se contraen por la transmisión debacterias y virus.
A pesar de que la saliva tiene anticuerpos y enzimas que ayudan a eliminar las bacterias, pueden ser el detonante de enfermedades infecciosas. Para Paulina Celi, infectóloga, entre los virus más frecuentes está la mononucleosis. Es una infección viral que causa fiebre, dolor de garganta e inflamación de los ganglios linfáticos, con más frecuencia en el cuello.
El INEC registró 71 personas en el Ecuador con ese virus en el 2013. También es conocida como la enfermedad del beso. Y hay otros como el citomegalovirus, el virus del herpes simple y los virus de la hepatitis.
A través del beso -sigue la infectóloga- también se pueden contraer enfermedades derivadas de virus y bacterias como el gonococo y el papiloma humano. Este último siempre que haya una lesión activa en la boca de una de las dos personas y que al menos uno esté contagiado.
Valdivieso dice que nunca permite que alguien bese a su hija en la boca. Sabe que podría estar expuesta a bacterias y por eso ella tampoco lo hace. Estos besos los reservaba para su esposo.
Después de casi siete años como pareja, los besos entre ambos han pasado por tantas etapas, como las de su relación. Hay días en que comparten besos pasionales como en la época en la que eran novios. Otros más dulces o incluso ingenuos.
Ahora para ellos el beso representa un símbolo que les recuerda que se tienen el uno al otro. Y tratan de transmitir ese cariño a su hija.
La primera vez que Valdiviezo besó a su hija fue en su frente. “Lo que sentí en ese beso tuvo mucho de complicidad”. Se sintió orgullosa. Los besos entre padres e hijos crean una sensación de recompensa, respaldo y reconocimiento entre ambas partes, Morla lo ha estudiado.
Son parte incluso de la relación que se establece entre madre e hijo en el proceso de lactancia, en la intimidad de ese beso diferente, de vida.