El bebé de los duques de Sussex nació en un hospital privado en Westminster

Tras el nacimiento de Archie, hijo de Meghan Markle y el príncipe Enrique, medios ingleses aseguran que la tensión entre la Reina Isabel y la duqesa de Sussex no se ha terminado. Foto: Instagram sussexroyal

Tras el nacimiento de Archie, hijo de Meghan Markle y el príncipe Enrique, medios ingleses aseguran que la tensión entre la Reina Isabel y la duqesa de Sussex no se ha terminado. Foto: Instagram sussexroyal

El día en que la reina Isabel II conoció a sus bisnieto Archie Harrison Mountbatten-Windsor, el pasado 8 de mayo de 2019. Foto: Instagram sussexroyal

El bebé de los duques de Sussex, Archie Harrison Mountbatten-Windsor, nació en el centro privado Hospital Portland, en el barrio londinense de Westminster, según han revelado este viernes 17 de mayo de 2019 medios británicos a partir del certificado de nacimiento del niño.

Meghan, de 37 años, y su esposo, el príncipe Enrique, de 34, han tratado hasta ahora de mantener en secreto el lugar donde nació su primer hijo y los detalles del personal médico que atendió a la duquesa durante el parto.

Algunas especulaciones apuntaban a que la madre había optado por un parto en casa, en su residencia de Frogmore Cottage, ubicada en los terrenos del castillo de Windsor (Inglaterra).

El certificado de nacimiento desmiente esos rumores, según informó la agencia local PA, que detalla que el documento oficial identifica a la madre como 'Rachel Meghan Su Alteza Real la duquesa de Sussex'.
En el campo de 'ocupación', Meghan se identificó como 'Princesa del Reino Unido'.

Archie, séptimo en la línea de sucesión al trono británico y octavo bisnieto de la reina Isabel II, nació a las 05:26 horas de la mañana (hora local) del 6 de mayo de 2019, con un peso de 7 libras y 3 onzas (3,26 kilos).

Pasadas las 12:00 GMT de ese día, el palacio de Buckingham informó a los medios sobre el nacimiento y detalló que la reina, de 93 años, y su esposo, el duque de Edimburgo, de 97, así como los duques de Cambridge y otros familiares estaban "encantados con la noticia".

A diferencia de otros alumbramientos reales, Enrique y Meghan decidieron que en su caso el parto no se anunciaría con antelación, sino que se confirmaría más tarde, para evitar una congregación de medios de comunicación frente al lugar del nacimiento.

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