En las ciudades ecuatorianas o sus periferias residen 2/3 de la población. Los “barrios” irregulares están, por lo general, marginados de los servicios urbanos elementales.
Hoy, el cáncer hace metástasis en los barrios existentes y hasta en lugares urbanos declarados “Patrimonio de la Humanidad”. Estos son víctimas de insalubridad, tugurización, abandono, inseguridad, violencia, delincuencia…
Es una cruda realidad que, hasta ahora, nadie ha podido resolverla.
Políticos, autoridades, urbanistas, dirigentes barriales y gremiales, la misma población, promotores, empresarios… todos tenemos deberes pendientes con la sociedad ecuatoriana en la temática.
Con el único fin de reabrir procesos de debate en tiempos del Hábitat III o hasta como ejercicio de memoria, recordemos algunas estrategias que no son utopía implementarlas con comprensión, voluntad política y conciencia.
Primera: constituir reservas de suelo estatal -central o local- conformando un banco público de tierras para creación de barrios y viviendas en áreas urbanas estratégicas.
Segunda: fortalecer mecanismos legales, especialmente relativos a rentabilidad social y estructuras institucionales que coordinen la provisión de recursos públicos para producir suelo urbanizado y vivienda social.
Tercera:promover la oferta de suelo planificado para vivienda de interés social en lugares factibles de conformidad con la zonificación y usos que estipule el PDOT (Plan de Ordenamiento Territorial) de cada localidad.
Cuarta: mejoramiento integral de los barrios existentes, especialmente patrimoniales e irregulares. Quinta: reenfocar el Bono de l a Vivienda del Miduvi redirigiéndolo como subsidio al suelo urbanizado, en esencia…