El alcalde Reimundo Gómez (izq.) y Antonio Imbaquingo. Foto: Álvaro ?Pineda / para El Comercio
Bajo la luz de un poste de alumbrado público, el músico Francis Tixilima, de 14 años, afinaba su bandolín. Le acompañaba su maestro Cruz Sisa. Los artistas indígenas Natabuela se preparaban para ofrecer un improvisado concierto. La actuación fue parte de la presentación del Estudio del Bandolín en este pueblo kichwa de Imbabura.
Se trata de una investigación que hizo Ati Cachimuel, catedrático y músico otavaleño, y que se difundió el 13 de diciembre pasado. El estudio duró un año y se enmarca en una iniciativa para valorar la música tradicional de los pueblos de la Sierra norte del Ecuador.
El bandolín es un instrumento que está presente en la música de pueblos del país. Pero en Natabuela es particular por su forma de interpretación, afinación, ritmo y danza. Cachimuel asegura que eso es lo que más le llamó la atención.
El análisis se desarrolló en diferentes fases. Se hizo un mapeo de los músicos y de los personajes que son parte de la festividad del Inti Raymi.
La celebración en honor al sol y a las cosechas se desarrolla entre junio y julio en 18 sectores de este pueblo. “La música es uno de los rasgos culturales que nos diferencia del resto de pueblos, comenta Javier Colimba, del pueblo Natabuela.
En la velada, que se realizó en la Casa Comunal de Los Óvalos, en Antonio Ante, el Consejo de Alcaldes, Alcaldesas y Gobernador se hizo un reconocimiento público a 60 maestros que dominan el bandolín.
La mayoría son músicos de tradición oral. Artistas como Cruz Sisa se ha dedicado compartir los conocimientos como una manera de conservar el legado histórica y cultural.
Las técnicas las compartió con siete jóvenes. Uno de los más diestros es Francis Tixilima, quien heredó el gusto por ritmos como el sanjuanito por parte de sus abuelos.
Desde hace dos años se forma bajo la guía de Siza. El arte de Tixilima le ha dado fama, comenta Reimundo Gómez, alcalde mayor del pueblo.