Siete bancos de leche materna funcionan en el país

Ramiro Moya, médico nutriólogo, explica la técnica a madres de la Maternidad Isidro Ayora.

Ramiro Moya, médico nutriólogo, explica la técnica a madres de la Maternidad Isidro Ayora.

Ramiro Moya, médico nutriólogo, explica la técnica a madres de la Maternidad Isidro Ayora. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Desde hace dos meses y medio, Nelly Chiluisa, de 31 años, acude al banco de leche de la Maternidad Isidro Ayora, en Quito. Su hija Isabela Noemí Jami nació prematura (de 25 semanas, ya cumplió las 33). La bebé está en terapia intensiva y la alimentan con una sonda.

Por eso, su madre va todos los días a extraerse leche. Quiere garantizar que en este tiempo, su hija reciba el líquido pasteurizado que ella y otras madres, que dan a luz en este hospital, depositan. Y que su leche no se haya secado para cuando pueda succionar.

En el 2001, la Organización Mundial de la Salud (OMS) acreditó a los bancos de leche humana como una de las estrategias sanitarias para reducir la mortalidad infantil y proteger el amamantamiento.

En Ecuador, este 2017 se cumplen 10 años desde que se formó el primer banco de leche materna, en marzo del 2007. Han empezado a funcionar otros en los hospitales Calderón y Luz Elena Arismendy, en el norte y sur. Pero aún dependen del sistema de pasteurización de la Isidro Ayora. Además, existen seis más en otras ciudades.

Hasta el 2015, el Programa Iberoamericano de bancos de leche humano certificó la existencia de 304 bancos. En Brasil había 218; Colombia, 9; Perú, dos; Uruguay, tres, etc.

“Páseme mi seno”, dice el médico nutriólogo Ramiro Moya, quien dirige el banco de leche en la Isidro Ayora. Y usa una prótesis de tela que se coloca sobre el pecho, para hacer demostraciones a las madres.

Génesis Lema
, de 18 años, lo escucha. Él le explica que debe colocar los cuatro dedos debajo y el pulgar arriba del seno.
Además, no tener cobijado al bebé para que no se duerma, debe estar totalmente pegado al seno. Le recomienda hacer que lo succione hasta que se vacíe, no crearle un mal hábito de tomar de a poquito, pues la leche es diferente al inicio y al final, esta última tiene ácidos grasos esenciales para el desarrollo de vista, memoria e inteligencia. Así “come sopa, seco y postre”, apunta bromista.

En el país, el 43% de los niños lacta de manera exclusiva hasta antes de los 6 meses, registra la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2011-2013. Y el 52% recibe leche materna en su primer mes de vida.

Lema llegó al banco de leche porque Emperatriz, nacida el 24 de diciembre pasado, quiere lactar a cada rato, toda la noche. Es una de las 400 madres que acuden cada mes a la Maternidad, cuyo banco recoge unos 120 litros en ese período.

Al día, unos 35 niños son alimentados, del área de Patología Neonatal. Son prematuros, con labio leporino, con madres que tienen VIH... No solo llegan donantes, unas piden consejería porque tienen congestión mamaria. Otras volvieron a trabajar y se les secó la leche.

Moya les habla de la extracción manual, no es necesario un extractor eléctrico -como los que tienen en el banco-. Les recuerda a las mujeres trabajadoras que pueden guardar su leche en la cartera, unas ocho horas. Llegar a casa, refrigerada dura 24 horas. Y congelada, 15 días. El olor ayuda a saber si está dañada (si huele a suero).

En el laboratorio del banco confirman que sea apta para el consumo; para pasteurizarla la calientan a 62,5 grados por media hora; hacen un cultivo. En países como EE.UU. se vende y se compra leche materna, a través de una plataforma digital llamada onlythebreast.com No solo la buscan madres imposibilitadas de dar de lactar sino adultos.

La inmunóloga Ana Paulina Celi afirma que no hay evidencia científica sobre los beneficios de leche materna en adultos inmunodeprimidos. Lo mismo dice el oncólogo Edwin Cevallos sobre su posible uso para tratar el cáncer.

En Ecuador una rápida búsqueda en Google lleva a un aviso de septiembre. Indica: “Se requiere comprar leche materna fresca. Pago en efectivo por mililitro. Solo en Quito”. Y hay un ‘email’ de contacto.

Moya recuerda que en otros países se llama ‘oro líquido’. Recalca que en sus bancos no se la vende. Eso sería, anota, como vender un riñón u otro órgano. Más de una vez ayudaron a nenes de hospitales privados, con alguna urgencia. Recién a uno del hospital de Calderón, cuya madre falleció en el parto. Pero en general ayudan a mantener la lactancia.

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