Bajar al 2,5% la tasa de analfabetismo es el reto

En el colegio Jaime Roldós Aguilera. La estudiante Éricka Villafuerte (de pie) ayuda aJenny Peñafiel.

En el colegio Jaime Roldós Aguilera. La estudiante Éricka Villafuerte (de pie) ayuda aJenny Peñafiel.

Desde los 8 años Rosa Paguay ayudó a sus padres en el trabajo del campo. Recuerda que en Riobamba, en la parcela familiar, cuidaba borregos y sembríos.

Con tristeza cuenta que el oficio no le daba tiempo para asistir a la escuela. Ahora, a sus 65 años, quiere aprender a leer y escribir.

Cada sábado, en la primera fila de un salón del Instituto Superior Guayaquil, espera el inicio de la clase. Sobre el pupitre, un cuaderno la acompañaba.

Rosa es parte de las 731 984 personas (el 9% de la población nacional) que no saben leer ni escribir. Esto según un reporte reciente de la Dirección de Educación Popular Permanente.

En Guayas, las estrategias para disminuir esa cifra iniciaron el 15 de mayo, un plan que arrancó bajo la sombra de la declaratoria de Ecuador Patria Alfabetizada, del ex ministro Raúl Vallejo.

Según ese reporte, del 8 de septiembre de 2009, el índice de analfabetismo era menor al 4%, (en ciudadanos mayores de 15 años).

Pero el resultado se diluyó tras la publicación de la encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enendu), en diciembre. Ese informe aseguraba que la tasa de analfabetismo en el país se mantenía en el 7,8%.

fakeFCKRemoveLa aclaración demandó un cambio del modelo de alfabetización. María Rosa Pin, directora regional del Programa de Educación Básica para Jóvenes y Adultos, explica que desde mayo se trabaja en dos áreas para alcanzar un nuevo reto: bajar al 2,5% la tasa de analfabetismo.

Una estrategia es el acuerdo 298, el plan emergente. Este fija un trabajo en zonas rurales y urbano marginales a cargo de maestros, alumnos de institutos pedagógicos y bachilleres, contratados por USD 150 al mes (10 horas semanales). En Guayas hay 669 docentes que dan lectura y escritura a 7 884 personas.

Otra área de trabajo es con los estudiantes secundarios. Cada sábado, decenas de adultos acuden a distintos colegios. Sus maestros son chicos de los quintos años (el 25% del total del curso), quienes dan clases de Matemática, Lenguaje, Ciencias Naturales y Estudios Sociales.

Con la ayuda de sus lentes y de la joven María José Vera del colegio Guayaquil, Blanca Navarrete completó un examen de cálculo matemático. Detrás, en otra banca, Karen Solís ayudó a su tía Andrea Solís a resolver la prueba.

Ambas leen y escriben, aunque con dificultad. Ellas integran la estadística de 1 731 151 analfabetos funcionales (21% de la población total), es decir, no concluyeron la escuela.

La erradicación del analfabetismo y el fortalecimiento de la educación continua para adultos son parte de las políticas del Plan Decenal de Educación. El último estudio de Educiudadanía, organismo que supervisa el cumplimento de dicho Plan, indica que la evolución de la tasa de analfabetismo en el 2009 muestra un problema más frecuente en las mujeres y específicamente en las zonas rurales.

María Daniela Araujo, coordinadora general del estudio de Educiudadanía, explicó que, aunque la inversión en campañas ha crecido de un 10% anual desde el 2006, la disminución del analfabetismo ha sido leve, en un promedio de apenas 0,29%.

A esto se suman los niveles de deserción. Si bien alrededor del 2% de la población total ha participado alguna vez en programas de alfabetización en los últimos tres años, el índice de deserción llega al 30% en promedio anual.

En Guayas, el año pasado se inscribieron cerca de 27 000 adultos. Pero solo 17 622 culminaron el proceso. Para este año, los encargados del plan esperan llegar a los 35 000 inscritos.

Glenda Cagua, coordinadora provincial del Programa de Educación Básica para Jóvenes y Adultos, reconoce que el principal obstáculo es que los inscritos no culminan los cuatro módulos contemplados en el plan.

Con firmeza, Teófilo Baquerizo (48 años) tomó su lápiz. De pie junto a su banca, el joven Jonathan López, del colegio Jaime Roldós Aguilera, en el sur de Guayaquil, le daba instrucciones. “Se me complica. Tengo años que no estudio, pero con paciencia voy a aprender”.

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