Según el reciente estudio publicado por la Universidad de Arizona se determinó que esponjas y toallas de cocina son agentes contaminantes. Foto Referencial: Archivo/EL COMERCIO.
Ante nuestros ojos, una esponja de cocina resulta el mejor aliado en la batalla por una casa limpia. Sin embargo, bajo el microscopio este objeto es el hábitat perfecto para que bacterias y otros microorganismos proliferen, esparciéndose en cada centímetro cuadrado que toque a su paso.
De acuerdo con un reciente estudio publicado por la Universidad de Arizona y replicado por la organización Food Protection Trends, se determinó que esponjas y toallas de cocina son agentes contaminantes, causantes de intoxicaciones alimentarias en todas las cocinas del mundo.
Entre las cinco millones de bacterias que se pueden encontrar en cada centímetro cuadrado de una esponja lavaplatos, los científicos han encontrado la presencia de Enterobacter cloacae, Klebsiella pneumoniae y Klebsiella oxytoca, organismos patógenos perjudiciales para la salud humana.
Charles Gerba (conocido como ‘Dr. Germen’), líder de la investigación, señala -en una entrevista vía Skype con EL COMERCIO- que la proliferación y expansión de estos patógenos en la cocina se debe, muchas veces, a que las personas no saben limpiar correctamente los implementos.
Efectivamente, en el caso de las esponjas de cocina (que no contengan aluminio u otros metales), por ejemplo, basta con remojarlas en jabón antibacterial e inmediatamente introducirlas al microondas por un minuto.
Con ello se elimina aproximadamente el 99,99% de las bacterias, según los experimentos realizados por la Universidad de Arizona. Ellos recomiendan que luego de un período de tres meses se reemplace el objeto.
Y lo que pasa en la cocina se replica en todo el hogar. En un vistazo a un centímetro cuadrado de la bolsa de polvo de su aspiradora, el microbiólogo ecuatoriano Marcelo Pazmiño encontró no menos de 745 organismos perjudiciales para la salud humana y animal.
Esto lo llevó a trabajar en la investigación ‘Análisis bacteriológico de aspiradoras en Quito, Guayaquil y Tena’, donde determinó que el clima sí influye en la propagación de estos patógenos.
Como resultado, Pazmiño explica que se deben lavar estas fundas cada tres meses y que su eliminación se dará luego de un período máximo de dos años de uso continuo. “Luego de esto, simplemente, se comienzan a esparcir bacterias, ácaros y demás en el hogar”.
Lo mismo sucede con las escobas. De acuerdo con Pazmiño, su uso no debería ser mayor al año y deberían utilizarse por lo menos dos tipos en casa: uno para exteriores y otro en interiores. Así se evitaría la introducción de patógenos “callejeros” al hogar y se lograría controlar la población de bacterias de una casa.
Otro de los dispositivos que amenazan la salud de las personas son los guantes de goma que se utilizan para la limpieza en la cocina y en los baños.
Otro estudio de la universidad estadounidense determinó que usarlos por más de seis meses aumenta la contaminación casera en aproximadamente un 60%.
Para mantenerlos limpios, es necesario introducirlos en cloro por aproximadamente 10 minutos. De este modo, se eliminan las bacterias nocivas.
De todos los espacios más complicados para la correcta limpieza del hogar, el baño se lleva el primer lugar. Una investigación de la NY Brite mostró que un baño promedio acoge a 3,2 billones de bacterias.
Es por ello que las toallas de mano, por mencionar un elemento, deben reemplazarse cada tres días, ya que desde ese instante son focos infecciosos.