En tiempos antiguos, la privación de alimentos se asumía como una condición especial que servía para acompañar algún tipo de ceremonia, o durante los procesos de meditación de algunas culturas o religiones. En la comunidad católica, los días obligatorios para no consumir alimento son los miércoles de ceniza y los viernes santos.
Esto porque, según Gustavo Orbea, sacerdote de la iglesia La Magdalena, en el sur de Quito, dejar de comer figura como un sacrificio que realizan “los pecadores” para limpiar su alma e inclinarse ante Dios, y así buscar su perdón.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo (Inec), el 91,95% de la población ecuatoriana afirma tener una religión. De esta cifra, el 80,4% es católica; el 11,3% evangélica; el 1,29% es de los Testigos de Jehová; y el restante 6,96% pertenece a otras religiones. En todas estas, el ayuno es una práctica que acompaña su religiosidad.
Orbea comenta que la Iglesia mantiene el concepto de ayuno y abstinencia. Explica que el ayuno consiste en comer solo tres veces al día, sin carne de res. Y que la abstinencia es, en cambio, cuando no se ingiere nada sólido. Solamente se permite agua.
En algunas iglesias evangélicas, la abstinencia se realiza voluntariamente el viernes santo. La restricción de alimentos se inicia a las 09:00 y termina a las 17:00. En este tiempo, los creyentes permanecen en el templo. “En ese lapso, algunos realizan voto de silencio, y otras comparten la Palabra del Señor. Todo con el fin de que la abstinencia nos acerque a Dios”, explica León Carrera, pastor del Templo.
Al margen de la religiosidad, Andrés Peralta, médico nutricionista, explica que el ayuno debe ser practicado por lo menos cada quince días o una vez al mes, y en un solo día. Esto con la finalidad de ayudar a eliminar del organismo las materias tóxicas que se generan durante la ingesta de alimentos y en sus procesos correspondientes.
El médico asegura que esta practica es muy recomendada para casos como obesidad, celulitis, enfermedades del aparato digestivo, problemas en los riñones, colesterol alto y en algunos otros casos más. “En todos estas situaciones se hace imprescindible una desintoxicación del organismo”.
Ana María Intriago se define como cristiana. Ella comenta que en su religión no existe un día especial para ayunar. Comenta que cada persona lo realiza dependiendo el sacrificio que quiere realizar. Cuenta que desde el 1 de marzo está ayunando el almuerzo; es decir, todos los días se priva de comer al mediodía. Es el alimento que Intriago entrega a Dios en agradecimiento.
Según Ángel Manosalvas, médico naturista, el ayuno no debe durar más de tres días, pues un lapso mayor afectaría seriamente la salud. El especialista recomienda que ayunos como el de Intriago se realicen teniendo en cuenta complementaciones nutricionales para evitar daños severos.
El periodo más largo de ayuno es el conocido por la religión católica como la cuaresma (Moisés y Jesús ayunaron durante este tiempo). Orbea comenta que por razones de salud no se les puede exigir a los fieles que se abstengan de alimento por tanto tiempo. Por eso la Iglesia ha ido substituyendo esta práctica por un ayuno que implica el privarse de algo deseable.
Peralta agrega que si se hace de forma saludable, el ayuno sirve para limpiar y descongestionar nuestro aparato digestivo, pero si se lleva al extremo, puede ocasionar cuadros de males gástricos, hipoglucemia y hasta desmayos.
Los médicos aconsejan que quienes vayan a realizar ayuno este viernes santo manejen un plan de alimentación basado exclusivamente en líquidos.
Esto asegurará que el cuerpo tenga los niveles mínimos de glucosa que asegurarán el correcto funcionamiento del cuerpo. “Es importante comer abundantes verduras y frutas el día antes para que el cuerpo tenga una ‘reserva’ de glucosa”, finaliza Manosalvas.
Las frutas ayudan a sobrellevar el ayuno
Durante el periodo de ayuno es importante consumir todo tipo de frutas. Las ciruelas aumentan las defensas, las cerezas favorecen el tránsito intestinal, el limón tiene propiedades diuréticas, depurativas y antisépticas, y la manzana es rica en fibra que ayuda en la absorción de las toxinas. Los vegetales también son importantes. Estos se deben consumir en dos porciones en el almuerzo y una en la cena. No hay que confundir esta práctica con la famosa ‘dieta de frutas’, que la receta un profesional.
Las restricciones. La práctica del ayuno no es recomendable en personas diabéticas; hipoglucémicas; aquellas que sufren de obesidad grave o mórbida; embarazadas o mujeres en período de lactancia; menores de edad; o en mayores de 65 años. Ellos corren un alto riego de deshidratación.
Contraindicado. El ayuno no debe ser practicado jamás por personas con síntomas de desnutrición ni por los enfermos de tuberculosis, VIH/sida, cáncer. Tampoco por pacientes con insuficiencias cardiaca, de riñón o hepática, ni por quienes padecen de trastornos psiquiátricos.